La campaña de control de la legionelosis se lleva a cabo durante todo el año, según indica el jefe del Servicio de Salud del Consistorio, Eduardo González, quien reconoce que en estas fechas lo que se hace es reorientar el trabajo en función de la demanda y «nos centramos más en las piscinas al aire libre que en las cubiertas y en las fuentes ornamentales y riego por aspersión para evitar la propagación de gérmenes», aprovechando que en estas fechas los colegios están cerrados y se reducen los controles en las duchas de los centros educativos al no estar en uso.

González recuerda que además de las fuentes, piscinas y sistemas de riego, también hacen seguimiento de las torres de refrigeración de titularidad municipal, así como los tres centros de estancias diurnas para personas mayores que hay en el municipio (Beniaján, Barriomar y Cabezo de Torres), colegios públicos que cuentan con duchas y los locales a los que se les autorizan nuevas licencias y que cuentan con sistemas de ventilación que emitan a la atmósfera.

Durante el pasado año 2017 el laboratorio del Servicio Municipal de Salud, que es el encargado de realizar los análisis y controles, analizó un total de 5.305 muestras tomadas por los inspectores y que supusieron la realización de 29.393 análisis, la mayoría de ellos centrados en el control del agua de consumo humano y fuentes públicas.

Punto de inflexión en 2001

El punto de inflexión en el control de la legionela se produjo en el año 2001, cuando Murcia sufrió la mayor epidemia por legionelosis con seis fallecidos y más de 800 afectados y que tuvo su origen en las torres de refrigeración del Hospital Morales Meseguer.

Debido a aquel episodio se desarrolló el Programa para el Control Higiénico-Sanitario de las Fuentes Ornamentales con el objetivo de garantizar la inocuidad de las mismas a través de la presencia de desinfectante libre, control de la temperatura y detección y recuento de legionela. Tras el estudio de análisis de riesgos, donde se valoran los factores asociados al germen (presencia del mismo, temperatura y procedencia del agua e incluso la capacidad para formar el biofilm) como los factores asociados a la instalación (diseño de la fuente, nivel de aerosolinización, etc) se clasificaron las fuentes ornamentales del municipio en riesgo alto, medio-alto, medio y bajo.

De esta clasificación depende el seguimiento que se realiza de cada punto. A las fuentes de riesgo alto, por ejemplo, se les somete a cloración semanal, se les mide la temperatura también cada semana y se le hace medición mensual para detectar la legionela; mientras que a las de riesgo medio-alto la cloración y temperatura se hace quincenal y la medición de legionela de forma trimestral y así con el resto de forma escalonada.