«Que Dios perdone a los que han hecho esto, que les dé una iluminación en su rostro para que dejen de lado una actividad de este tipo». Así se expresaba el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, consternado después de que unas personas asaltasen la Iglesia de Churra y robaron las joyas de Nuestra Señora de La Encarnación.

Fue el párroco, Antonio Andreu, el que, después de la una de la tarde, recibía un aviso: había saltado la alarma del templo. Cuando el cura llegó, vio los destrozos.

Al lugar se desplazaron agentes de la Policía Nacional, así como profesionales de la Científica, que comenzaron a recabar pruebas para tratar de dar con la identidad de los ladrones. Fuentes de la investigación apuntaron que los asaltantes entraron en el templo por el método del butrón (un agujero hecho en una pared para acceder al lugar donde se quiere robar). Un extremo que confirmaban desde el Obispado: los amigos de lo ajeno hicieron un agujero en la pared de los salones parroquiales, por donde consiguieron acceder a la Sacristía y al camarín de La Encarnación.

Como consecuencia del suceso (del cual no hay testigos), la talla de la Virgen sufrió daños, como la rotura de un dedo. Testigos indicaron que el pelo de Nuestra Señora aparecía del revés. «Han intentado quitarle la corona, pero no han podido porque estaba bien sujeta; se han llevado los pendientes, la pulsera y un colgante», enumeró el párroco.

Al lugar se desplazó el obispo para ver de primera mano qué había pasado. «Es un dolor muy grande contemplar este asalto y que se hayan metido con la imagen de Nuestra Señora, de especial devoción», dijo Lorca Planes que explicó que los ladrones «no podían haber hecho nada peor que tocar el Santísimo o a la imagen de la Virgen», por la que los vecinos del pueblo sienten «una especial devoción». «Total, para nada, porque la imagen no tenía ninguna cosa especial», señaló, el referencia a que las joyas robadas no cuestan mucho dinero.

Asimismo, Lorca Planes lamentó «el destrozo que han hecho, con la imagen de la Santísima Virgen tirada por el suelo», lo cual es «lo más doloroso».

Señaló que ha pedido al párroco que, cuando la talla sea restaurada, se lleve a cabo un acto de desagravio en el templo, así como «una oración».

La Policía se ha hacía cargo de la investigación y en apenas unas horas arrestaba a un vecino que, según fuentes cercanas, confesó ser el autor del delito e incluso entregó las joyas.