Molinos, casas torre y solariegas, palomares, almazaras, chimeneas, fuentes, aljibes y algunos de los cauces de las acequias más significativas quedarán agrupados en un catálogo que está impulsando el Ayuntamiento de Murcia sobre el patrimonio de la huerta y el campo del municipio. Este documento servirá para tener un inventario de los edificios y elementos localizados in situ, en los que también tendrán cabida yacimientos arqueológicos.

El proyecto supone un paso más de la Concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente y Agua, dirigida por Antonio Navarro Corchón, por la conservación de la huerta gracias a un Plan de Acción Específico que busca su continuidad con acciones concretas en el borrador del Presupuesto de 2018, presentado precisamente esta semana por el concejal de Hacienda, Eduardo Martínez-Oliva.

La elaboración de este inventario ha sido adjudicada por la Junta de Gobierno a Patrimonio Inteligente S.L., empresa que realizará el trabajo con un presupuesto de 55.432 euros (sin IVA). Desde la Concejalía de Medio Ambiente recuerdan que actualmente existe un catálogo que data del año 2001 y aunque en él se incluyen las construcciones que presentan un interés histórico, artístico o arqueológico, no figuran otros elementos susceptibles de conservación por su carácter etnográfico o por su valor medioambiental. Incluso aquellos que estén considerados elementos costumbristas de la vida tradicional no urbana.

El temor a la pérdida y desaparición de muchos de esos elementos de carácter etnográfico o paisajístico ha llevado a plantear la necesidad de proceder a la elaboración de un catálogo más amplio y abierto.

La zona de delimitación geográfica de este inventario se corresponde, especialmente, con el ámbito de la huerta del Segura y del campo de Murcia.

Arboledas, sotos y riberas

Entre los edificios y elementos deberán contemplarse, según indica el pliego de prescripciones técnicas del contrato, casas solariegas, casas torres, viviendas de corte tradicional, palomares, porches, molinos, almazaras, fábricas, chimeneas, fuentes, balsas, aljibes, acueductos, minas de agua, canalizaciones, puentes y pasos sobre acequias, estructuras significativas de cauces de acequias, norias, zenas, azudes, embalses, cruces de caminos, hornacinas, ermitas, hornos, calderas, minas, relojes de sol, lavaderos y pilar, escudos o placas. Pero el inventario no se quedará ahí sino que también incluirá espacios singulares de carácter ambiental ligados al desarrollo de estas zonas, tales como arboledas, sotos y riberas del río Segura.

El pliego subraya que todos estos elementos deberán clasificarse por categorías y tipos con un mínimo de tres grados de protección. Y en el trabajo de campo se tendrá en cuenta el estado de conservación de cada uno de ellos para realizar su diagnóstico y prever sus posibilidades de puesta en valor o las necesidades urgentes de actuación que puedan requerir.

El proyecto estará terminado en el plazo de cinco meses y toda la información y documentación recogida será incorporada al Sistema de Información Geográfica (SIG). Además, una vez redactada la memoria final será remitida para su aprobación a los técnicos municipales y a la Dirección General de Bienes Culturales.