Los vecinos del soterramiento hicieron ayer un despliegue de hospitalidad para agradecer la visita de los foráneos. Así, algunos abrieron las puertas de sus casas para alojarlos. Otros tantos durmieron en un centro social en el barrio y otros, en la zona de acampada. Esta desaparecerá por completo en unos días «tras seis meses levantada debido al poco apoyo que recibe», explicó uno de los miembros que vive allí desde octubre. Este domingo se celebrará un desayuno con los visitantes y después se leerá un manifiesto.