El centro social municipal de la pedanía murciana de Rincón de Seca, donde tienen su sede el centro de la mujer y el centro de mayores (y donde hay además una cantina), cuenta con una regla muy peculiar. Ante la ausencia de un ordenanza municipal que se encargue de la apertura y la clausura diaria, la puerta la cierra el último que sale. Y eso a veces puede jugar malas pasadas.

El pasado sábado, sin ir más lejos, nadie se acordó de cerrar la puerta del centro social municipal y el local permaneció abierto durante toda la noche, lo que fue aprovechado por algunos jóvenes de la pedanía para entrar dentro y practicar el 'botelleo'.

La presencia de los jóvenes molestó a los vecinos de la zona cuando avanzaba la noche, algunos de los cuales informaron de la situación al presidente de la Junta Municipal, Diego del Águila, quien pertenece a Ciudadanos, que, según dicen desde la oposición, se desentendió del asunto diciendo que a esas horas estaba durmiendo y sugirió que llamaran a la Policía Local. Los agentes, avisados por los ciudadanos, fueron hasta el centro social y consiguieron desalojar del mismo a los jóvenes que estaban bebiendo. Pero como no fue nadie de los que tenían llaves del mismo, las puertas estuvieron abiertas hasta el día siguiente.

Desde el Partido Popular de Rincón de Seca criticaron la situación que se produjo, exigienco responsabilidades al alcalde pedáneo. También Cambiemos Murcia lamentó la situación generada, que a buen seguro marcará el pleno que celebra la Junta Municipal correspondiente al próximo mes de marzo.

Por su parte, el alcalde pedáneo, Diego del Águila, reconoció que el centro se quedó abierto toda la noche del sábado porque el último en salir, que no sabe si es del personal de la cantina o del centro de mayores (el de la mujer no tiene actividad) se olvidó de cerrar. No obstante, asegura que el centro social municipal no ha sufrido desperfecto alguno, tal como han certificado los funcionarios municipales en el día de ayer.

No obstante, Diego del Águila asegura que lleva tiempo solicitando al Ayuntamiento de Murcia que arregle una de las puertas correderas, que tienen cristales rotos desde hace más de quince días, así como la posibilidad de que un ordenanza municipal se encargue de abrir y cerrar el centro. «Si fuera un centro cultural, todo sería más fácil, pero al tratarse de un centro social es más complicado», afirmó el pedáneo, quien recuerda que él no es responsable de abrir y cerrar los centros municipales. «Eso nos faltaba a los pedáneos», comentó.

Del Águila reconoce que lo llamaron por teléfono el sábado a las once de la noche para informarle de la situación. Y reconoce que dijo que se encontraba en la cama, «porque era cierto, estaba en la cama porque tenía fiebre». No obstante, asegura que acudieron tres personas a solventar la situación, entre ellas la vicepresidenta de la Junta Municipal, Laura Pellicer.