Pasear en una tarde del otoño madrileño por el Real Jardín Botánico es una auténtica delicia para los sentidos; máxime si has visitado el ala sur del edificio Villanueva, dedicada a la pintura española del convulso siglo XIX, posterior a la muerte de Francisco de Goya. Como guía del Museo del Prado (servicio militar 1980-81), soy fan del museo; y salgo con sano orgullo, porque allí están expuestos bellos óleos de una triada gloriosa murciana, de sensacionales pintores procedentes del Rº de Murcia: Rafael Tegeo Díaz (Caravaca 1798- Madrid 1856), Germán Hernández Amores (Murcia 1823-Madrid 1895) y Domingo Valdivieso Henarejos (Mazarrón 1830- Madrid 1872), y el Retiro frondoso se divisa en lontananza.

Creo que los tres artistas murcianos tienen muchas cosas en común, como sus inicios estudiantiles en Murcia, ya sea en La Real Sociedad de Amigos del País (Tegeo y H. Amores) o el bachillerato (Valdivieso). Vienen de una clase social alta o media; son ´academicistas´ de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y los 3 viajan a París y Roma, becados por el gobierno central o la diputación provincial de Murcia. Van a ser mimados por la Casa Real; en el caso de Tegeo, fue pintor de cámara de una joven Isabel II y de gran amistad con Francisco Asís Borbón. En el caso de Germán, es uno de los pintores preferidos por la ´Reina Castiza´, que lo avalará para decorar el Palacio de las Cortes (hacia 1850), especialmente la llamada ´Sala de los Pasos Perdidos´. Rafael Tegeo,- el mayor-, fue el pintor que todavía sigue los cánones del último neoclasicismo ´madrileño´, con numerosos temas mitológicos, y en su parte de mayor madurez, de retratos de personajes ilustres de la sociedad española, incluidos los reyes Isabel II y Francisco. En la ciudad de la ´Vera Cruz´, Rafael va a tener un gran mecenas y apoyo en la persona del Marqués de S. Mamés. En 1824 va a marchar a Roma para perfeccionarse, e innovarse, en los nuevos estilos que surgen. En el museo nacional, que fundó Fernando VII, hay hasta 15 lienzos, de los que dos o tres se hallan expuestos y otros, en depósito en otros museos e iglesias. Destacan: La familia Barrio, Duques de S. Fernando, Juan Aº Ponzoa, Angela Tegeo, Retrato de Señora, etc.

Germán Hernández Amores también estudia en la RSAPM de Murcia, teniendo como profesor a Santiago Baglietto, un escultor genovés que viene a la Murcia del final de la Guerra de la independencia, tras la muerte de Roque López (1811), para continuar la trayectoria de la ´escuela salzillesca´ en la Murcia cofrade. Luego marcha a Madrid, como sus otros paisanos, a la RABASF, y comenzará realizando bellos cuadros mitológicos e historicistas, como Alcibíades reprendiendo a Sócrates (¡€..por encontrarlo en un prostíbulo!) y otros muchos del Prado, en que se expone El Viaje de la Virgen y San Juan a Éfeso, quizás el gran lienzo, más destacado, del ´movimiento Nazareno´ en la España del XIX ( activo en Italia y Alemania). Otros cuadros de Amores en la gran pinacoteca nacional son Medea y sus hijos muertos, La esclava de guerra, Fernando III ´El Santo´ o Pedro I de Castilla.

Domingo Valdivieso Henarejos (Mazarrón 1830-Madrid 1874), grabador y pintor en su periodo de madurez, era hijo de un teniente coronel; también estudia en Murcia, hasta su marcha a la villa y corte en 1848, estudiando en la RABASF, desde donde es becado y marcha a París (Las hijas del Cid) y Roma, donde va a realizar El Descendimiento, medalla nacional y que va a iniciar una vuelta a temas religiosos, por aquellas fechas poco valorados y casi olvidados; como dato anecdótico de este cuadro (grandes dimensiones -2,55 por 3,55 metros- y de una realización majestuosa y perfeccionista), el modelo que le sirvió para realizar el Cristo Yacente fue un joven pintor: Eduardo Rosales.