?«No sabemos qué es lo que causa la ELA, por lo que no lo podemos atacar», indica el director del Instituto de Neurociencias, Salvador Martínez. «Realizamos ensayos genéticos y tóxicos porque sabemos que las neuronas mueren por una alteración genética o porque algún agente tóxico las mata. En el caso de la ELA mueren las motoneuronas», indica. «Lo único que sabemos es que es más frecuente en personas que realizan una gran actividad física, pero no el motivo», añade. «El problema es que cuando llega el diagnóstico muchas neuronas ya están muertas y queda poca reserva funcional», lamenta. Las consecuencias son la pérdida paulatina de movilidad afectando al final al habla y a la respiración.