La Pasión no es patrimonio exclusivo de la primavera. Aunque es a finales de marzo o ya en abril cuando los desfiles sacros toman cada año las calles de la Región, para rememorar el calvario y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, este sábado, en el marco del Congreso de Cofradías, la capital murciana fue escenario de una Magna Procesión en la que se dieron cita tallas llegadas de municipios como Caravaca de la Cruz, Lorquí, Cartagena, Yecla, Cieza, Jumilla, Santomera, además de la capital murciana.

Se iniciaba el sacrosanto cortejo a las cuatro y media de la tarde, hora a la que las imágenes de La Dolorosa y Nuestro Padre Jesús Nazareno (traído desde Lorquí) eran sacadas desde la Iglesia de Jesús, en la Plaza de San Agustín, para incorporarse al desfile que partiría media hora más tarde del cercano templo de San Antolín. Tanto la venerada Virgen como el Nazareno coronado de espinas son ´hijos´ del reconocido escultor Francisco Salzillo.

A su salida, el Nazareno bendijo literalmente a los presentes: frente a su madre, movió la mano derecha, entre aplausos.

Adornados de flores y salpicados por el cariño de fieles llegados desde las distintas localidades para ver desfilar a sus pasos. Así lucían los tronos que hicieron que la ciudad volviese a sonar a saeta y campanas de Auroros. Procesionó con hermosura el conjunto de Entrada de Jesús en Jerusalén, el de la querida ´burrica´ que cada Domingo de Ramos por la tarde sale en el cortejo verde de La Esperanza, desde San Pedro. El segundo paso más moderno de la Magna Procesión (fue esculpido por Hernández Navarro en 1984) es alegría y buena nueva: Jesús llega a la Ciudad Santa, aclamado entre palmas y ramas de olivo, con un mensaje de amor.

La Magna Procesión es un relato cronológico de la Pasión, muerte y Resurrección. Desde la ciudad portuaria llegaba Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento, de Mariano Benlliure; de Caravaca de la Cruz (portado por hombres y mujeres), el Cristo del Balcón, talla anónima de finales del XVII que cada Viernes Santo por la mañana procesiona con ´los coloraos´ en este municipio del Noroeste. El citado Nazareno de Lorquí (arropado por la banda de música de su localidad) era seguido por el San Juan que Ramón Cuenca Santo hizo en 2013 (la imagen más moderna de todas las que desfilaron) para la Caridad de Murcia.

Murcianos y visitantes se emocionaron al volver a ver en la calle a su Dolorosa, y alzaron móviles y cámaras para inmortalizar el momento. La seguía, desde Yecla, el Cristo de la Adoración de la Cruz, una talla extraordinaria, de pequeño tamaño, que muestra al Hijo de Dios arrodillado ante el que será el símbolo mundial de su Iglesia. Y el Santísimo Cristo de la Salud, gracias al que, cada Martes Santo, la capital murciana se llena de belleza. También crucificados están el Santísimo Cristo del Consuelo (llegado desde Cieza) y el hermoso Santísimo Cristo de la Vida (Jumilla) que magistralmente salió de las manos de José Planes.

Solemnidad y recogimiento ante el paso de la Virgen de las Angustias de Servitas, silencio ante el Santo Entierro de González Moreno y el Santo Sepulcro venido desde Santomera. Cristo ha muerto, pero flota en el ambiente la promesa de la Resurrección mientras desfila, iluminada, Nuestra Señora de la Soledad, de Sánchez Lozano.

Anuncia la noticia de esperanza y jolgorio La Cruz Triunfante, trono donde un ángel porta el madero recubierto de flores. Jesucristo Resucitado puso el colofón. Casi dos horas y media tardó en salir toda la procesión, que siguió por Sagasta y San Pedro para desembocar en San Bartolomé, y de ahí a Santo Domingo y, por Trapería, hasta Belluga.

Y no faltaron los caramelos. «Mira, coge lo que te da el nazareno, esto luego en Semana Santa lo verás otra vez», animaba una señora a su nieto, de corta edad. «Es la primera vez que ve una procesión, y ha tenido que ser en noviembre», comentaba.

Este domingo, día 12, concluye el congreso, con el traslado del Cristo del Refugio de San Lorenzo a la Catedral (a las nueve y media de la mañana) y una misa en Belluga, a partir de las diez y media de la mañana.