El desprendimiento de una de las cornisas de la fachada del Monasterio de Las Claras ha hecho que la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente habilite un plan de emergencia para analizar y restaurar el estado de la parte exterior del edificio murciano declarado de Bien de Interés Cultural (BIC).

Así lo hizo saber este martes el consejero Javier Celdrán, que visitó por la mañana las obras de rehabilitación y restauración del monasterio.

«En el mes de julio nuestros técnicos y las propias monjas Clarisas nos avisaron del desprendimiento de parte de una de las cornisas. Rápidamente tomamos cartas en el asunto y los técnicos de la Consejería lo primero que hicieron fue garantizar la seguridad de las personas instalando una estructura que actuara como pantalla protectora a la entrada de la iglesia. Durante el mes de agosto iniciamos todo el procedimiento para declarar una obra de emergencia que nos permitiese actuar sobre un espacio BIC», según informó Celdrán.

La obra, que tiene como principal objetivo asegurar que no haya más desprendimientos y estudiar si hay más daños de los que resultan visibles a simple vista, costará 27.500 euros a la Comunidad, aseguró el propio consejero.

Aunque el mes pasado se esperara que los trabajos no tuvieran una duración superior a las dos semanas, un equipo técnico de la empresa constructora adjudicataria informará en unos días sobre la gravedad del asunto, indicando si se trata de un hecho puntual o si detrás de él hay un problema más grave a nivel estructural.

«Las obras han empezado ahora, por lo que todavía es pronto para saber los daños estructurales que puede tener la fachada. En unos días sabremos si la obra durará tan solo una semana o incluso meses en caso de que haya que actuar con mayor profundidad», admitió Javier Celdrán.

«La fachada es del siglo XVII, por lo que después del tiempo que ha pasado desde su construcción es muy importante su recuperación», comunicó Celdrán, que también destacó que se trata de uno de los elementos arquitectónicos «más relevantes y uno de los cinco edificios de Bien Interés Cultural más interesantes de la ciudad de Murcia».

Desde la Consejería, la principal obligación es la de defender y proteger el patrimonio, ponerlo en valor y utilizarlo como recurso turístico y cultural. «Esperamos que en el menor tiempo posible podamos volver a ver y disfrutar del esplendor de la fachada de esta iglesia», aseguró el consejero.

El coste de la instalación del andamio en la fachada que permitirá el acceso al alero de la fachada del monasterio para su reparación y las posteriores obras no correrán a cargo del Obispado, aunque habitualmente sea el propietario de un BIC el que debe responder al mantenimiento, en este caso del convento.

«Cuando desde la Consejería vemos que por una razón natural o por una falta de intervención de los propietarios hay un desperfecto en un BIC de la Región lo que hacemos es notificar al propietario para que actúe, tal y como hicimos hace unos días con el Castillo de Mula. En este caso no hemos notificado al Obispado, ya que no era un desperfecto que se pudiera apreciar a simple vista», afirmó el consejero de Cultura.