Llegaron a convivir hasta 80 vecinos en 2014, pero ya no vive ninguno. Ni tampoco se erigen en pie sus moradas, chabolas construidas con madera y plástico, que en aquel año sumaron hasta 34 edificaciones en total. Ahora el solar está desierto. Tras una orden judicial, fuentes municipales confirman a LA OPINIÓN que el Ayuntamiento de Murcia procedió, este pasado mes de julio, al derribo y desalojo del poblado chabolista que se asentaba en la pedanía murciana de Patiño.

Las condiciones higiénicas -tanto de los edificios como de la salud de los propios habitantes- habían empeorado. La basura se acumulaba, muchos objetos se deterioraban por el calor y se habían generado focos de mosquitos, insectos y ratas. Incluso una piscina, ubicada en torno a una antigua caballeriza, contenía agua podrida.

El poblado hospedó durante años a familias de origen búlgaro y de naturaleza nómada. Entre ellas se encontraban abuelos, hijos y nietos, según certificó el Ayuntamiento. Pese a tener terrenos y viviendas en Bulgaria, viajaban con frecuencia y vivían de la mendicidad, recogiendo chatarras y 'pinchando' la electricidad, aseguran desde el Consistorio.

Un incendio golpeó en febrero a cinco de estas viviendas. Fue el último aviso de un lugar peligroso por sus precarias condiciones y proclive a generar fuegos por su proximidad a una zonas de numerosos matorrales. Así lo reiteraban muchos vecinos de Patiño en su denuncias sobre la situación del poblado chabolista «por los riesgos que conlleva, tanto de seguridad como de salubridad e higiene».

Estos vecinos han puesto fin a una lucha de muchos años. Vecinos y propietarios de terrenos se agruparon bajo la Junta de Compensación de Patiño para formalizar sus denuncias ante al juez, quien finalmente ha ordenado el derribo, según informan fuentes municipales.

Así, a mediados de julio se derribaron las últimas diez chabolas que se alzaban en el campamento ubicado junto al Carril del Cebadero, en Patiño. También se echó abajo la caballeriza, que, aunque ya se encontraba abandonada, ejerció durante mucho tiempo como vivienda principal del asentamiento.

Amparado en la ley general de Sanidad 14/1986, el Consistorio actuó con la intervención de hasta cuatro concejalías murcianas: Derechos Sociales, Urbanismo, Deportes y Salud, así como Seguridad Ciudadana. Una patrulla de la Policía Local también estuvo presente. La demolición se llevó a cabo sin incidencias.

Inspección en junio

Antes, un equipo del SEMAS (Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social) inspeccionó la zona el pasado mes de junio. Comprobaron el estado del poblado y constataron que por entonces ya sólo habitaban dos personas, el resto se encontraba inmerso en sus viajes. Los trabajadores sociales informaron de la inminente actuación, la última, la que obligaría al desalojo y derribo de las chabolas. También se ofreció alternativas para los residentes, tal y como se ha hecho en los últimos años, como remarcan desde el Consistorio.

Apoyo de Cáritas y del SEMAS

«Siempre se les ha apoyado», agregan las mencionadas fuentes. Una de las prioridades ha sido la escolarización de los hijos de estas familias. Además, tanto Cáritas como el SEMAS se han involucrado en las tareas de ayuda, aportando soluciones y recursos a estas personas, entre alimentos y ropas para soportar las inclemencias del tiempo.

Las familias recibieron propuestas para trasladarse a otros lugares, insisten desde el Ayuntamiento. Sin embargo, la respuesta ante cada alternativa es individual. «Y muchos las rechazaron». ¿Las causas de esta negativa? «Tal vez sea por temor».