Además, el Ayuntamiento ha iniciado la cuenta atrás para renovar el contrato del servicio de teleasistencia domiciliaria. Con este objetivo, la Junta de Gobierno ha dado luz verde al Pliego de Cláusulas Administrativas y Prescripciones Técnicas que tiene por objeto describir las obligaciones, condiciones técnicas y actividades específicas que deben ser asumidas y desarrolladas por la empresa que pueda ser adjudicataria de la gestión de este servicio.

El valor estimado del contrato para todo el tiempo de duración del mismo asciende a la cantidad de 1.945.053 euros, estando prevista su vigencia inicial desde el 20 de junio próximo hasta diciembre de 2019 y prorrogable hasta final de 2021.

Dicho contrato supondrá la continuidad en la atención a las más de 2.400 personas usuarias que actualmente se benefician de este servicio, incluyendo una estimación de crecimiento mensual si la demanda así lo requiere y a coste totalmente gratuito para las personas atendidas. Actualmente, están instalados en los hogares de Murcia más de 2.100 terminales telefónicos conectados a una central de teleasistencia que ofrece atención continuada durante las 24 horas los 365 días del año, alcanzando un volumen de atención telefónica y personalizada a las personas beneficiarias que supera las 115.000 llamadas al año.

1.503 dispositivos

Con el nuevo pliego de condiciones aprobado ayer se mejoran los niveles de calidad alcanzados hasta el momento en la prestación de este servicio, en cuanto a los dispositivos de seguridad y protección puestos a disposición de los personas usuarias en sus domicilios, que han pasado de 150 dispositivos en 2013 a 1.503 a fecha actual. Se mantiene también la exigencia de atención a través de Unidad Móvil cuando las emergencias sociosanitarias así lo requieran. Esta incidencia ha supuesto un total de 2.456 intervenciones y la movilización de 2.634 recursos en el último año.

Al respecto, la concejal ha indicado que la empresa que se haga cargo del servicio a partir de ahora deberá apostar por la innovación y adaptación tecnológica al servicio de las personas usuarias y por un modelo de teleasistencia «avanzada, proactivo» y configurado según el perfil y necesidades de cada una de las personas atendidas, en función de su situación de vulnerabilidad social y diversidad funcional.