Los restos arqueológicos del antiguo Molino de la Pólvora de Rincón de Beniscornia han salido a la luz. Paños de piedra, restos de morteros, quijeros y las ruedas que movían el agua en el siglo XVIII serán recuperados para integrarlos en la construcción de un nuevo mirador que permitirá a los murcianos disfrutar de este espacio de ocio y paseo en pleno corazón de la huerta.

En esta zona, sobre la acequia de la Aljufía, se encontraba la antigua fábrica de la pólvora que hacía uso de la corriente de estas aguas para mover el gran molino con el que se picaba en los morteros la pólvora, trabajos que dieron algún que otro susto a los obreros con explosiones de distinta consideración.

El Ayuntamiento de Murcia trabaja actualmente en la recuperación de esta infraestructura con un proyecto que ha sido consensuado con la Junta de Hacendados y con la colaboración de los propietarios de los terrenos privados que rodean la zona, quienes han autorizado la realización de excavaciones y han ofrecido la parcela para su adecuación e integración funcional en la actuación arquitectónica y urbanística.

El proyecto, presentado ayer por el concejal responsable de Urbanismo, Medio Ambiente y Huerta, Antonio Navarro Corchón, junto a los arqueólogos responsables de las excavaciones y uno de los arquitectos, prevé la construcción de un mirador-escenario que permitirá contemplar la acequia, a la vez que podrá ser utilizado como zona de estancia. Además, se han inventariado las especies botánicas existentes para realizar una recuperación naturalizada del recinto delimitado por un canal de bypass que formaba parte del funcionamiento del antiguo molino.

Actualmente se conservan tres canales de impulsión, el aliviadero y un canal auxiliar (conocido como brazal del Pavón), además del pantano o regolfo. Los tres canales principales están separados por tajamares de sillería con sus respectivos portillos con brencas de arenisca. De esta forma, antes de iniciar la ejecución del proyecto de rehabilitación se ha llevado a cabo una actuación con el fin de verificar la conservación de restos de carácter industrial en el subsuelo, según explicaron los expertos.

Complejo de fabricación

El arqueólogo Luis García indicó que «algunos de los restos de la maquinaria y utensilios no se sacarán para evitar que se descompongan». Estas excavaciones arqueológicas previas a la ejecución del proyecto, trabajos que han sido autorizados por la Dirección General de Bienes Culturales, han confirmado las suposiciones iniciales de la existencia de un importante complejo de fabricación de pólvora, anterior a la famosa Fábrica de la Ñora. Antonio Abellán, miembro del equipo de arquitectos que ha diseñado el futuro mirador y auditorio, destacó que los restos se van a proteger e integrar en el proyecto definitivo con una iluminación nocturna que destacará su profundidad. Tras ser utilizado como Molino de Pólvora desde los inicios del siglo XVIII, en el XIX las instalaciones se transformaron en batán de picar esparto y borra y ya en el XX se convirtió en un molino harinero.

Siete obreros fallecieron en una gran explosión en 1742

Para determinar la fecha de construcción del antiguo Molino de la Pólvora hay que esperar a que concluya la investigación en los archivos históricos de Murcia, aunque se sitúa en las primeras décadas del siglo XVIII, cuando el administrador general de las Reales Fábricas de Pólvora de Murcia, Francisco Zoco, recibió el mandato del rey de aumentar la producción de pólvora en 4.000 quintales más cada año, a los 11.000 que ya tenía asignado el proveedor general del Reino. Pero, sin duda, el incidente que marcó su existencia fue la gran explosión que se registró en julio de 1742 y que costó la vida a siete de sus trabajadores. Los periódicos de la época, muy dados a la exageración, llegaron a decir que apareció la mano de uno de los obreros en la plaza de Santo Domingo de Murcia debido a la fuerte detonación.

Plano del diseño de un molino con tres morteros.

En aquella época las luchas por el agua ya eran habituales y en 1727 hubo un incidente que terminó en un sonado interrogatorio judicial. Un grupo de agricultores hicieron una rafa furtiva en el Molino de La Ñora (situado más arriba) para regar sus tierras por la noche, lo que provocó que se parara la producción en el Molino de la Pólvora al no llegar agua suficiente por la acequia Aljufía.