«El letrado que me fue otorgado de oficio procedió a prestarme asistencia en mi declaración y, al terminar la misma, me manifestó su admiración por el señor Carrero Blanco». Es lo que asegura que le pasó con su abogado Cassandra, la joven que tiene abierto un proceso judicial por hacer chascarrillos (en la red social Twitter) en los que mentaba al difunto militar y presidente del Gobierno franquista.

La Fiscalía pide para ella dos años y seis meses de cárcel, tres años de libertad vigilada y ocho y medio de inhabilitación absoluta para cargo público, lo que la imposibilitaría para ser profesora, a lo que ella aspira.

La chica ha remitido a la Audiencia Nacional un escrito en el que afirma que el citado letrado «sin consultarme en momento alguno, procedió a la presentación de un escrito de defensa cuyo único objeto era probar mi inocencia a partir de una pericial psiquiátrica, con la intención de demostrar que no estaba en plenas facultades mentales cuando publiqué los tuits».

«Todo ello se sostiene en la mentalidad del letrado de oficio, ya que éste entiende mi actitud ante la vida como una desviación de lo que podríamos denominar como ‘buenas costumbres’», prosigue la joven.

Cassandra se refiere a su condición de transexual, y sostiene que el letrado exhibió ante ella «una ideología de corte ultraconservador», la cual, considera, «pasa por mostrar cierto desprecio por personas que, como yo, han optado por adaptar su cuerpo a su verdadera mentalidad, a una mentalidad femenina que realmente siente».

De esta manera, la joven, estudiante de Historia en la Universidad de Murcia, renuncia a su abogado de oficio. Ahora su defensa la llevarán otros abogados, que no le cobrarán nada por representarla, detalla.

Además, Cassandra ha pedido a la Audiencia Nacional un aplazamiento de la vista, con el fin de tener «tiempo para adaptar la defensa de forma suficiente, una vez se le dé traslado de todas las actuaciones practicadas al letrado que designo».