Las fuerzas de seguridad del Estado en la Región de Murcia trataron ayer de rebajar el nivel de alarma creado tras la brutal agresión que una joven de 19 años sufrió en la madrugada del domingo en la puerta de un local de copas de la capital por parte de una docena de jóvenes de ideología extremista contraria a la suya.

Tanto el delegado del Gobierno en la Región, Antonio Sánchez-Solís, como la portavocía de la Policía Nacional señalaron que, si bien a las acciones violentas de estos grupos radicales suelen seguir respuestas por parte de la facción contraria, como advertía la Policía en el atestado que envió a la juez del caso, las fuerzas de seguridad tienen perfectamente controlados a estos grupos en Murcia y no esperan un ataque inminente en la ciudad en venganza a la agresión que sufrió Lucía, pese a las veladas amenazas que miembros de extrema derecha y extrema izquierda se cruzan en las redes sociales tras el suceso.

El informe de la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional en Murcia elaborado para la juez, que obra en poder de LA OPINIÓN, señala claramente que, debido a la gran repercusión nacional que había alcanzado el suceso de Murcia tras difundirse el vídeo de la agresión en medios de comunicación y redes sociales, «podría generar una serie de actos de represalia muy comunes en estas tipologías delictivas, ya que una acción de una de las dos facciones suele ser inmediatamente respondida por la opuesta, creando así una espiral de violencia y odio que en numerosas ocasiones genera una fuerte alarma social y que precisamente en Murcia tuvo su auge el pasado 2016, con varios enfrentamientos continuados, pero que ya se venía dando desde el año 2015, pudiendo contabilizarse el año pasado hasta nueve incidentes de importancia relacionados con el ámbito ideológico».

Sin embargo, ayer la Policía Nacional trataba de no echar más leña al fuego y señalaba que, si bien admitía que «existe la posibilidad de que se produzcan actos de represalia», aclaraba que «hasta el momento no se han detectados indicios concretos y fiables de preparación de ataques o respuestas a la agresión» de la madrugada del pasado domingo en la puerta del local de copas.

«Es obligación de la Policía prever esta posibilidad y disponer los medios preventivos necesarios para anticiparse a esta situación, así como los reactivos para afrontarla en caso de que efectivamente se produzca. En ningún caso se alude a que exista una amenaza concreta, identificada y determinada», decía el comunicado de la Jefatura Superior de Policía. No obstante, como se puede ver en la imagen que ilustra esta información, el párrafo del informe donde se alerta de las posibles represalias sí alude claramente a las características concretas del suceso de Murcia, cuya repercusión había más probable «una espiral de violencia y de odio».

El informe señalaba asimismo que la agresión era un claro ejemplo de «cacería», acciones típicas de estos grupos, que se suelen realizar de forma rápida y en situación de superioridad.