Los médicos decidieron este jueves mantener en coma a Andrés Martínez (el joven agredido el pasado día 11 en Santa Isabel) al menos hasta el domingo o el lunes, como mínimo, con el fin de que «la presión se controle», indicaron allegados del joven a esta redacción.

«La inflamación ha subido y eso puede hacer que suba también la presión del cerebro», explicaron las mismas fuentes. Martínez, en el día de ayer, tenía fiebre, motivo por el cual se le hicieron unos cultivos, con el fin de saber si podía haber cogido una infección.

«Sólo nos queda esperar y rezar», señalaba ayer Zaira, novia del joven con el que se ha volcado la Región, después de hacerse viral el vídeo en el que se veía cómo era brutalmente golpeado por un portero de discoteca. El sospechoso -un búlgaro de nombre Risto- fue enviado por la juez a prisión provisional el miércoles. En su declaración, pidió disculpas por lo sucedido, y llegó a alegar que pensó que Andrés podría sacar un arma. El joven -de 28 años y natural de Alcantarilla- continúa luchando por su vida en una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen de la Arrixaca, donde lleva desde el día de la agresión. De momento, sigue inconsciente. El brutal golpe que le propinó -presuntamente- Risto le hizo caer a plomo al suelo, y se golpeó la cabeza. Los médicos aún no han determinado qué posibles secuelas podrían quedarle al chico, como consecuencia de la agresión. Mientras tanto, la juez considera que Risto -y otro portero, argelino, que lo acompañaba en el momento de los hechos- son responsables de tentativa de homicidio y lesiones.

Un segundo vídeo

Por otro lado (tal y como ya adelantaban el miércoles el abogado de la familia, Pedro López Graña, y el tío de Andrés, Fulgencio Belmonte, a las puertas de los juzgados) en la investigación ya se ha incorporado un segundo vídeo (grabado por las cámaras de seguridad del restaurante La Mafia se sienta a la mesa, en Santa Isabel) en el que se podría ver cómo Andrés Martínez en ningún momento ataca a los porteros: se limita a dar una patada a una botella de agua, como muestra de su cabreo por haber sido expulsado del 609, junto con su amigo. Es tras este hecho (la patada a la botella) cuando los porteros deciden ir tras los chicos, como ya corroboraron testigos de los hechos.