El rector de la Universidad de Murcia (UMU), José Orihuela, ya había lanzado un aviso a navegantes el pasado jueves 15, cuando en declaraciones a varios medios de comunicación, entre ellos LA OPINIÓN, manifestó que su mayor temor en el retraso de la firma del convenio de prácticas entre la UCAM y la consejería de Sanidad era que la entidad privada «quiera además judicializar la cuestión, denunciando el nuestro para retrasar» las prácticas de sus alumnos.

Orihuela consideró entonces un problema para los alumnos que pudieran comenzar las clases de Medicina en la universidad privada y aún no estuviera aprobado el acuerdo, de ahí que pusiera a disposición de los estudiantes y de la Consejería las aulas de la UMU. «Estamos dispuestos a absorberlos, todo por el bien de los alumnos», llegó a decir el rector.

Radicales e intolerantes

Estas declaraciones levantaron mucha polvareda y la privada no dudó en responderle al día siguiente. En un comunicado, la junta de gobierno de la Facultad de Medicina expresó «su profundo malestar por la falta de respeto y desprecio a los estudiantes, profesores, personal de administración y servicios y familiares de los alumnos de Medicina de la UCAM».

Asimismo, tacharon las declaraciones de Orihuela de «radicales, intolerantes y anticonstitucionales. Y con ellas pone en peligro el sistema universitario y genera un conflicto innecesario».

La junta de gobierno de la facultad recordó, además, que tienen un convenio para realizar las prácticas en vigor aprobado por el ministerio de Educación, la ANECA y el Consejo de Gobierno de la Región que permite a sus estudiantes hacerlas en todos los hospitales de la Región, incluidos todos los de Murcia.