Maria José Zarza es una de las ponentes hoy de la quinta edición del curso de la Universidad el Mar sobre adicciones, que comenzó ayer y se cierra mañana en Torre Pacheco, y que en esta ocasión está centrado en el 'Modelo Matrix, tratamiento psicosocial intensivo de las adicciones'. La doctora es formadora para el instituto Matrix de Los Ángeles y consultora externa para Naciones Unidas. En la Universidad de California (Ucla) desarrolló programas de intervención en drogas y diseño experimental de modelos de tratamiento relacionado con el consumo.

¿Qué es el proyecto Matrix?

El Modelo Matrix se inicio por primera vez en Los Ángeles, California en el año 1884 para responder a la epidemia de consumo de cocaína de la época. Desde entonces y gracias a una colaboración estrecha entre clínicos e investigadores, el modelo se ha testado científicamente y consolidado como uno de los mejores modelos de corte cognitivo-conductual.

¿Qué técnicas utiliza?

Trabaja desde varias líneas. Incluye técnicas de prevención de recaídas, terapia motivacional, apoyo social y la educación paralela tanto del paciente como de su familia, entre otras. Del mismo modo, el modelo considera central la continuidad en el tratamiento de esta enfermedad, considerada crónica, de modo que desde que el paciente inicia el tratamiento tenga un contacto de alta frecuencia, entre 4 y 5 sesiones mínimas semanales, y de duración intensiva mínima de 4 meses, así como la continuación semanal del tratamiento a largo plazo y de forma indefinida en grupos de apoyo social.

¿Qué novedades introduce en el tratamiento de las adicciones?

El modelo intenta siempre innovar pero no con cualquier cosa; deben ser estrategias científicas y útiles. Las novedades actuales incluyen la incorporación de nuevas técnicas que están demostrando una eficiencia científica; como el uso de la meditación y adaptaciones culturales del modelo; así como el uso de nuevas tecnologías como las 'app' para el seguimiento y apoyo de los pacientes.

¿Se puede aplicar a cualquier tipo de adicción?

El modelo Matrix se ha extendido al tratamiento de todas las adicciones a sustancias en los pasados 32 años, y también sirve de referencia terapéutica al tratamiento de las llamadas adicciones comportamentales como la ludopatía, las nuevas tecnologías, la comida o el sexo compulsivo. La estructura y las estrategias terapéuticas son similares, cambiando el contenido.

Desde su experiencia en el mundo de las adicciones, ¿cómo ve a la sociedad actual, mejor, peor, igual...?

Creo que los trastornos por consumo de sustancias y los trastornos adictivos conductuales aún nos van a seguir dando mucho trabajo. Las nuevas tecnologías y nuevas drogas del mercado desafían nuestro sistema de salud y a nuestros expertos, y es necesario responder con todo aquello que funcione y ayude a los afectados y a sus familiares.

Muchos padres están preocupados por lo que ya se considera una adicción a internet o a las redes sociales (a los móviles, tablets, ordenadores) de los más jóvenes. ¿Es realmente tan preocupante?

Creo, como madre de familia numerosa y como profesional, que es preocupante; aunque no alarmante. Debemos buscar medios e implicar a todos los sectores sociales en contacto con la infancia y adolescencia para trabajar en la prevención y la detección temprana. Por ejemplo, el uso de móviles en niños demasiado pequeños es un problema familiar pero también escolar, social y mediático. La presión de grupo en el colegio es muy poderosa durante la pubertad; los niños que utilizan sus móviles en el patio o fuera de clase influencian a los que no lo tienen, quienes a su vez presionan a sus padres para conseguir el deseado móvil, creando una cadena que acaba asfixiando a los valientes que quedan; los considerados 'raros'.

¿Es, pues, una culpa compartida?

Todos debemos trabajar para prevenir una demasiada temprana edad de 'consumo' de determinados productos, en contra de un Mercado glotón al que solo le interesa vender más. No solo la familia debe poner límites, como por ejemplo, consensuar un contrato de uso del móvil con los hijos mayores. También el colegio tiene la responsabilidad de incluir regulaciones de su uso en el centro escolar y ayudar así a bajar la presión de grupo y otros muchos problemas relacionados con su consumo durante el horario escolar.