La convivencia entre terrazas y espacio público sigue siendo objeto de debate, especialmente en los meses de verano, en los que las terrazas 'hacen su agosto'.

Precisamente hace unos días el Tribunal Superior de Justicia de la Región apoyaba con su sentencia la decisión del ayuntamiento de Murcia de denegar a una empresa de hostelería de la Plaza de las Flores el incremento de mesas en su terraza, ya que, coincidía con el consistorio, supondría un colapso de la zona.

Además, para garantizar que nadie se pase de 'su espacio', la concejalía de Calidad Urbana ha instalado ya chapas metálicas para delimitar las zonas de las terrazas en Alfonso X El Sabio, y lo hará de la misma forma en puntos calientes de Murcia, como la Plaza de las Flores y Santa Catalina, Santo Domingo y San Juan.

Las mismas placas metálicas ya funcionan en otras muchas ciudades, como en la mayoría de Italia, según indica Chiara, una joven turista que pasa unos días en la Región y que afirma que en su ciudad de origen «siempre había sillas en las zonas peatonales y de terrazas que impedían caminar de una manera relajada. Cuando pusieron las placas se solucionó. Fue una medida muy eficaz», explica. Por su parte, a Julio, un hombre de mediana edad, le parece una medida acertada, porque a los responsables de los negocios «se les da la mano y se cogen el brazo. Es como el asunto de las licencias: algunos piden el permiso para un negocio y antes de tenerlo ya abren la empresa. También es cierto que el Ayuntamiento debería agilizar ese tipo de trámites. Las plazas tienen un espacio reducido y las terrazas los reducen aún más, aunque a todos nos gusta tenerlas, y al turista le gusta cuando viene», explica.

La solución a las disputas

Las pequeñas piezas servirán también para dar solución a históricas disputas entre negocios de hostelería vecinos, lo que contenta a unos cuantos por conocerlos de primera mano. «Me viene bien para organizarnos, porque antes siempre nos invadían los de la terraza de al lado», explica la encargada de un negocio de Alfonso X El Sabio, donde ya están instaladas. Otra de las encargadas que apoya esta medida lo hace precisamente empujada por una queja «habitual» en estos negocios: «Me parece bien siempre y cuando sea serio y no lo de siempre, porque a nosotros no nos dejan poner más mesas y otros con 'más confianza' no tienen problema», aseguran en una heladería de Santa Catalina.

Sin embargo, algunos viandantes y hosteleros ven oculto en la medida «una forma más del Ayuntamiento de sacar dinero. Quieren que saquemos permiso hasta para poner una maceta en la terraza. Por lo menos con esto hemos ganado que el vecino no pase a nuestra terraza», afirman en Sirvent.

Fuentes del Ayuntamiento aseguran que «no se busca ampliar el número de autorizaciones pedidas por los negocios, sino una reorganización del entorno, y que esto también facilitará pasar la inspección, ya que de un solo vistazo podrá verse si hay mesas de más o no. Esto es algo que facilita el trabajo también a los hosteleros», explican.

Por otro lado, las chapas también reciben malas críticas, con hosteleros que aseguran que perjudicará la comodidad de la gente, ya que tendrán que estar más «apretados» y que además piensan que no será algo eficaz, porque «al final vemos cómo cada uno va a lo suyo», indican en El Pulpito, así como una de las clientas de la zona, que vive en la Plaza de las Flores y no siente que exista problema para caminar.

Finalmente, Pedro Pérez, presidente de la asociación No Más Ruido, cree que «lo del Ayuntamiento es surrealista. Lo ha desprotegido todo con la Ordenanza y ahora con esta sentencia transmiten que quieren proteger el espacio».