Caminar tranquilamente por la calle, sin la habitual contaminación acústica que envuelve el ambiente de Murcia, ha sido posible durante este puente, aunque parece que pocos han optado por hacerlo.

Y es que muchos de los comercios que aún no habían echado el cierre para tomarse un descanso por vacaciones aprovechan estos días que unen la festividad con el fin de semana para coger, por fin, las deseadas vacaciones. Así lo apuntan muchos de los carteles pegados en los escaparates, que se pueden ver al caminar por Murcia, y lo confirma Carmen Piñero, presidenta de la asociación de comerciantes Triángulo de Murcia: «Los negocios que se mantienen abiertos justo cierran estos días. Suelen echar el cierre durante toda la semana, ya que Murcia está vacía», y añade que «es una semana muy tranquila, sin gente, solo con turistas en las calles, y se aprovecha el puente para hacer de él unas minivacaciones».

Unas declaraciones en la línea de la también presidenta, en este caso, de la asociación de comerciantes Murcia Centro, Begoña Dávalos, que explica que «casi todos los establecimientos del centro de la ciudad cierran», ya que, según explica Dávalos, este puente «es el más flojo del año» para los negocios, y al igual que Piñero coincide en que todo aquel que necesita tomarse unas vacaciones y aún no lo ha hecho aprovecha estos días.

A pesar de todo ello, también algunos establecimientos han hecho su ´especial guardia´ para abastecer a los que quieran aprovechar la particular tranquilidad que ofrecerá Murcia, y que no quieran pisar la cocina, para descansar de la actividad frenética del día a día: son los negocios de comidas para llevar. En su gran mayoría permanecieron abiertos en su horario habitual para que los que opten por no desplazarse a las costas de la Región y quedarse en el centro tengan a dónde acudir. Algunos, sin embargo, no por ello aprecian, en relación a los puentes de otros años, que la clientela aumente de una manera especial ya que, aunque son los únicos que permanecen abiertos, también notan cómo los murcianos optan por los planes que incluyen las playas. Así, el ´despacho de comidas Sole´, no descansó ni hizo puente en ninguno de los nueve establecimientos con los que cuenta, a pesar de que «la demanda se mantiene igual que siempre, y en estas fechas por la experiencia de otros años solemos tener pocos clientes, pero mantenemos el servicio por los que sí están», comenta una de sus jóvenes trabajadoras.

Por contra, en negocios similares como ´la Olla´, en el barrio de San Andrés, sí que cerraron las puertas, ya que su horario habitual no incluye los festivos y, según sus propias trabajadoras, «siempre descansan en estas fechas».

Las panaderías de barrio optaron por aprovechar el tiempo fresco y estable que deparan estos días, según las predicciones, para alejarse de los hornos, y permanecieron cerradas en su mayoría.

Para los que hayan olvidado abastecer la despensa con algunas barras, franquicias como La Colegiala permanecieron abiertas, como todos los años y festivos. «Sí que notamos que vienen bastantes clientes, precisamente notamos que el resto de panaderías no están abiertas porque vienen más clientes de lo habitual», explica una de las jóvenes que atiende.

La repercusión del cierre o apertura de unos sobre otros es algo que los propios empleados aprecian de manera especial en días festivos, ya que, según una de las responsables de atender los clientes en la confitería Ricardo, «que vengan más o menos depende mucho de si abren o no los grandes almacenes. Nosotros solo cerramos el día de Navidad y de Año Nuevo», explica.

Las confiterías no descansan

Calles tan transitadas diariamente como Trapería quedaron prácticamente ´sin un alma´ -donde incluso el Gran Casino cierra- a excepción de los que decidan comer ese día ´el manjar murciano´, y se acerquen hasta una de las confiterías de la zona. Precisamente, las confiterías son uno de los negocios incondicionales de la Asunción, y permanecerán abiertas en su gran mayoría.

Por otro lado, otra de las estampas que llama la atención al recorrer las calles es la cantidad de establecimientos que aprovechan el cierre de estos días para simultanear descanso y mejora de instalaciones mediante obras.

Entre los clientes y caminantes que transitan por el centro, los días antes del puente, destacaba una clara tendencia: las amas de casa que apuraban sus compras, bien para pasar sus días libres en casa o para trasladarlas a las playas; los jóvenes que pensaban en llenar el depósito para viajar o en comprar el billete del autobús; y los que pasaban un puente más solitario, que prefieren improvisar. Independientemente de ello, las calles lucían desiertas.