No ha metido la pata de momento en sus comparecencias públicas, pese a que tiene poca experiencia en el cargo. Tampoco suele encararse con sus compañeros y se lleva muy bien con los colaboradores del alcalde, José Ballesta. También con los grupos de oposición. Sin embargo, hace unos días mostró su enfado por la poca empatía demostrada por los concejales del Gobierno local.

La escena se produjo cuando estaba a punto de celebrarse el martes pasado, en la Glorieta, el acto de repulsa contra la homofobia por el día internacional contra esta lacra. Rebeca Pérez, portavoz del Gobierno local, conminó a todo el mundo a participar en esta celebración, en la que se iba a leer un manifiesto. Su sorpresa fue mayúscula cuando al citado acto solo acudieron concejalas populares y del resto de la oposición (sólo féminas). Prácticamente ningún concejal (varón) se sumó a esta efeméride, salvo el alcalde, que parecía estar con cara de circunstancias, y el portavoz del PSOE, José Ignacio Gras.

La falta de apoyo de los concejales, tanto del gobierno como de la oposición, a esta convocatoria fue muy comentada en días posteriores en la Glorieta. Incluso, algún que otro grupo se disculpó aduciendo que sus integrantes estaban en una reunión, que se alargó más de lo previsto. El caso es que a la portavoz del Gobierno no le sentó nada bien las ausencias, y más teniendo en cuenta que es una de las concejalas que antes empieza su jornada laboral (ha llegado a tener actos incluso antes de las ocho de la mañana) y acude a todos los actos en los que se requiere su presencia.

Este plantón le ayudará a madurar como portavoz y a ser un poco más dura con sus compañeros de bancada, que en la actualidad pueden llamarse a engaño por su juventud y sus maneras poco bruscas en comparación con otros ediles del Gobierno, a los que llaman 'el Dúo Dinámico' porque crispan a la oposición en pareja.

Tampoco hace falta que adopte las maneras de su antecesora en el cargo por parte del PP, que en más de una ocasión tuvo que pedir perdón a sus compañeros por sus malas formas y acabó el mandato diciendo en su Facebook que el Ayuntamiento se había convertido en una cueva de ladrones. Ni tanto ni tan calvo.

Otro de los aspectos que se puede deducir de esa no presencia de concejales varones es la poca sensibilidad demostrada por éstos ante problemas que sufren colectivos que tradicionalmente no han podido manifestarse en libertad. Al menos, éste fue uno de los argumentos esgrimidos por las concejalas que sí asistieron a esta concentración y que incluso se sumaron a la lectura activa del manifiesto. Con el tiempo Rebeca Pérez aprenderá. Por nadie pase.