«Mi hijo ha sufrido discriminación para quitárselo de encima, y su única culpa es ser un alumno con Síndrome de Down, perfectamente evaluado por Educación para poder entrar en cualquier instituto».

Así se expresa Carlos G., padre de un niño de 13 años de edad que es alumno de un colegio concertado de Murcia en el que, según denuncia la familia, el menor ha sufrido discriminación debido a su discapacidad. Desde el centro confirman que hay en marcha un expediente, tramitado por la consejería de Educación, que se encuentra abierto, y subrayan que en este colegio hay otros estudiantes «de integración».

Según la familia, el pequeño este curso «sólo fue un día» a su clase de 1º de la ESO, porque «no quieren al niño en el colegio». «Fue el día de la presentación y al siguiente ya le abrieron un parte disciplinario, algo que a un niño no se le puede abrir, y menos el primer día de colegio. Es como querer obligar a un niño ciego a que vea», denuncian sus padres.

Este parte fue a raíz, asegura Elena P., la madre del menor, de que el niño «estaba jugando con un estuche con otros niños, se lo tiró a uno y se le reventó la nariz, le salió sangre», algo que ella considera es sólo un percance entre críos.

«Cuando fuimos a recoger al niño, los mismos compañeros nos dijeron que él no había hecho nada», dice la mujer. Entonces, desde el centro, y siempre según los padres, surgió la sugerencia de que el alumno se fuese. «Nos obligaron a devolver las cuotas y el dinero de los uniformes, cerca de mil euros», precisa Elena. El centro, en cambio, dice que la idea de devolverlos partió de la madre.

Los padres del niño afectado mantuvieron el pasado martes una reunión con el jefe del Servicio de Atención a la Diversidad, Luis Francisco Martínez Conesa.

En una carta que el mes pasado remitió el padre del niño a Martínez Conesa se detalla que «el segundo día de clase, la dirección y su supuesta profesora me invitan a una reunión diciéndome que mi hijo no es de integración, que molesta en clase, que no aguanta las horas sentado en clase y que tengo que darle una oportunidad a los demás niños sacando a mi hijo del centro o que lo cambie de modalidad». El padre sostiene que «tanto su profesora como la directora, en tono alto, me increparon y se burlaron de mi hijo. El segundo día le abrieron un parte en el cual pone que le rompió la nariz a uno de los compañeros y que tiene conductas disruptivas».

El pequeño, prosigue su padre, «el tercer día de clase no asistió debido a que nos llamaron del hospital para una operación programada». «Nuestro hijo ha pasado por cuatro operaciones graves, la ultima en diciembre, de la cual casi no sale con vida El centro no ha llamado para preguntar por su salud», subraya. El menor salió del hospital poco antes de Navidad. No ha vuelto a clase, y una profesora se ha desplazado a su domicilio. Profesora que «dice en sus informes que nuestro hijo es un niño que no tiene conductas agresivas», apunta el padre del pequeño.