El día de Todos los Santos honra a los difuntos cristianos, pero también es la jornada en que sale a relucir la repostería. El dulce murciano encuentra su germen en los años de la dominación musulmana en la Península. Son los huesos de santo, arrope, buñuelos o calabazate, dulces todos ellos tradicionales y caseros que se elaboran en la Región de Murcia y que están influenciados por la tradición del islam. No en vano, el ingrediente principal con el que trabajaban los musulmanes para elaborar sus comidas era el fruto seco.

El confitero de La Gloria y colaborador en el Centro de Cualificación Turística de Murcia, Andrés Mármol, revela que aunque el dulce que más se vende es el buñuelo, los huesos de santo, el arrope o calabazate también «se incorporan a las tradiciones culinarias con motivo de la festividad del día de Todos los Santos».

Las ventas no solo se hacen en las confiterías, sino que algunos ayuntamientos, como es el murciano, instalan los mercadillos legendarios.

El más tradicional, el de la Plaza de San Pedro de Murcia acoge hasta el próximo 9 de noviembre este mercadillo, en el que se pueden encontrar productos típicos.

Un mercadillo, cuya instalación se remonta desde hace décadas en la Plaza de San Pedro, es el más tradicional de la zona, y en él se pueden encontrar los más variados productos regionales: el pan de higo, gachas de harina, la miel de azahar, los buñuelos de viento de varias clases, huesos de santo y, por supuesto, el arrope y el calabazate.

El dulce de hueso de santo es un mazapán plástico rellenado de crema pastelera que se hornea. Conforme han ido pasando los años, Mármol explica que «las fórmulas de relleno han ido variando, como chocolate o crema pastelera, aunque el casero y tradicional murciano es el que está relleno de yema».

En el caso del buñuelo, se trata de una pasta muy aireada que se hace frita con mantequilla y leche o con manteca y agua. Antes de freírla se le añaden unos huevos. «Se trata de un producto suave» y el relleno también varía, pudiendo ser de chocolate, nata, crema pastelera e incluso cabello de ángel.

El calabazate es la calabaza en azúcar mientras que el arrope es el melón de año confitado en azúcar. Los sabores son variados, desde licores hasta aceites y frutos secos.

A excepción de todos, la tradición del buñuelo procede de Francia, ya que es una masa parecida al palo catalán que se fríe en vez de hornearse. La tradición francesa le viene por la pasta choux, una masa ligera típica de la cocina del país galo.

Se trata, en su conjunto, de dulces caseros y tradicionales en la Región que no han visto disminuidas sus ventas a pesar de la tendencia que han protagonizado las cupcake en Halloween. «No han influido, ya que se trata de productos importados pero esto es nuestra cultura y la cultura de cada sitio es un reloj», manifiesta.

El buñuelo es el dulce más consumido. A modo de cifras, Mármol destaca que en su confitería «se pueden llegar a hacer hasta 50 kilos de almendra para los huesos de santo y 12 litros de pasta choux en buñuelos».

Además, añade que en su confitería, como algo tradicional, elaboran un producto en torno al pastel de carne, pero en dulce: un hojaldre fino, relleno de crema pastelera de chocolate denominado la 'Galleta de pastor'.