Las cosas se pueden cambiar y conseguir con ello un futuro mejor. Un futuro en el que todos y cada uno de los vecinos del barrio del Espíritu Santo tengan su hueco. Ganas e ilusión no les falta, porque lo que tienen claro es que la esperanza es una vecina más.

Así se lo hicieron saber ayer al alcalde de Murcia, José Ballesta, durante un encuentro que tuvo lugar en el pabellón polivalente, infraestructura que ha sido una realidad gracias al PlanUrban, una iniciativa que desde 2010 se está desarrollando en este barrio de Espinardo, cuyo objetivo es una profunda revitalización urbana, así como una regeneración económica y social a través de mejoras del espacio físico y del entorno social y cultural. «Me gustaría ser monitora de danza y baile», aseguraba ayer Laura, quien confesó estar muy contenta con su participación en este taller, en el cual está prohibido decir «no puedo, me duele, no me sale o me canso», tal y como reza un cartel en la clase a la que acuden los jóvenes.

Juan de Dios quiere continuar con los talleres de vídeo, mientras que Ángel agradece la experiencia que ha adquirido pese a que «creía que me iba a quedar atascado después de la ESO, que aprobé de milagro». Otros jóvenes, como María y José, han acudido a las clases de refuerzo escolar para los exámenes de septiembre, mientras que Pedro ha aprendido que siempre debe prevalecer el respeto y la igualdad entre hombres y mujeres. «Podemos hacer las tareas entre los dos», comentó al alcalde este joven. Por su parte, Ramón y Jordi se perfilan como futuros técnicos en informática y explican que todo lo han conseguido gracias a los talleres a los que han asistido en el Plan Urban.

Los vecinos están satisfechos y son muchos los que muestran su apoyo a una iniciativa en la que creen. Así, Ana Garrido, vecina del barrio, contó su historia para que sirviera de ejemplo para los más jóvenes. Actualmente Ana, de etnia gitana, es graduada social. Se crió con sus padres y sus cinco hermanos en una casa de 40 metros cuadrados, precisamente, ubicada en el lugar donde hoy está el pabellón polivalente. «Quien quiere conseguir algo lo puede hacer», afirmó Ana, quien recordó cómo estudiaba con una linterna en la cabeza para no molestar a sus hermanos, con quien compartía habitación. Ha trabajado durante 15 años en un despacho de abogados y destacó que consiguió el apoyo de su familia «demostrándole que podía hacerlo».

Pero no todas las iniciativas tienen como protagonistas a menores. Otros cursos, dirigidos en este caso a adultos, son los de orientación laboral o los programas de familia, que ofrecen una atención individualizada. También explicó su caso Sebastián, que en los últimos meses está trabajando en el grupo de convivencia que trabaja para que sean los propios vecinos del barrio quienes solucionen sus problemas. El alcalde, acompañado por los ediles José Guillén y Conchita Ruiz, garantizó a los vecinos que el Plan Urban tendrá continuación a partir de 2016, pese a que este año acaba su financiación con fondos europeos.