Antonio Carbonell abría expectante su bar, ubicado en la calle Alto Atalayas. «Tengo mucha ilusión por la Holi Run. Los carnavales nunca pasan por esta zona, pero esta carrera sí», decía sonriente. Desde bien entrada la mañana, en el Café Atalayas se preparaban bocadillos y empanadillas, listos para ser servidos. «Se espera mucha fiesta». Horas después, una gran marea humana, inundada de colores y diversión, transitaba por su puerta.

Miles de personas -más de 7.000, según la organización- se acercaron a la calle Concejal Remigio López, donde se situó el punto de salida y de meta, para participar en la primera Holi Run que celebra la Región de Murcia, organizada por la Asociación de Carnaval. Les aguardaba una carrera de 5 kilómetros por las calles de Cabezo de Torres y una cantidad ingente de polvo de almidón de colores, procedente de la India.

La mayoría de los corredores eran jóvenes de entre 12 y 30 años. Acudieron al punto de salida ataviados con camisetas blancas -aún libres de pecado- y con su dorsal oficial, desplegando un variado atrezo de pelucas, faldas de ballet, gafas animadas, trenzas y pajaritas. Desafiaban el frío matutino con «el espíritu carnavalero», concentrados en torno a la carpa principal, a la espera del inicio de la carrera. Entre tanto, una música festera atronaba desde el escenario.

Inma y Carmen, dos chicas de 20 años, natales del Cabezo, habían descubierto la Holi Run por Facebook y afrontaban el día con «muchas ganas de pasarlo bien». Al igual que José y Santiago, de 16 y 17 años, que desayunaban disfrazados con sus batas de médico. «Vamos a darlo todo, que esta fiesta tiene muy buena pinta».

Y a las once asomaron por el escenario el presidente de la Asociación del Carnaval, Fran Sánchez, y el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara. La cuenta atrás se saldó con una explosión de vítores y colores. Irrumpió la carrera y la inmensa marea humana partió por la Vereda de la Fortuna y callejeó por todo el pueblo hasta regresar a la meta. En cada kilómetro les esperaba un Holi Blitz, un arco de colores, donde los voluntarios empolvaban a los corredores. Un color por kilómetro: amarillo, verde, rosa y azul. Y ya en el kilómetro 5, el morado. Ninguna camiseta blanca resultó ilesa.

Era la fiesta del Cabezo, y también de la Región: los animados atletas procedían de todos los puntos de la Comunidad. María Jesús, que fue desde Alcantarilla, buscaba entre la multitud a su hijo Antonio. El grupo de amigos cartageneros de Juan, Andy, Nacho y Jennifer tampoco se lo querían perder: «Seguimos la pista a la Holi Run desde París». También corrieron familias, como Apolonia y su hija Andrea, en compañía de su grupo de amigas, «las mujeres del Cabezo». Incluso hubo quien salió con su mascota, como Fernando y su perro Sultán, un pastor alemán mestizo. No faltó tampoco quienes se tomaron en serio la carrera, como Jorge y Aurora, habituales 'runners'. Tardaron 28 minutos y 13 segundos en liquidar los 5 kilómetros.

Ainhoa, universitaria y vecina del Cabezo, aseguraba exhausta al final de la carrera que se lo había pasado «genial», una experiencia que «repetiría sin duda». Como buena carnavalera, a Ainhoa le encantan los «colores» y destacó «la buena organización» del evento. «Es una forma diferente de hacer deporte pasándolo en grande con los amigos. Ha sido increíble ver a ocho mil personas corriendo con pelucas», comentaba.

La carrera terminó con el Holi Boom. Al filo de las tres de la tarde, desde el escenario todos los voluntarios de la organización lanzaron polvos de colores empapando a todos los participantes. Y la música sin dejar de sonar: pura fiesta. Fue el epílogo de una jornada deportiva pasada por la paleta de colores y en la que reinó la diversión en estado puro.