La Ciencia con mayúsculas protagonizó ayer el acto de celebración de San Antonio en la Universidad Católica de Murcia. Juan Carlos Izpisua, una de los investigaciones más reputados del mundo en investigación con células madre y regeneración celular, y René Verdonk, el primer traumatólogo que fue capaz de hacer transplantes de menisco de cadáveres en lesionados con éxito, recibieron la distinción de doctores Honoris Causa de la institución por sus trayectorias.

Este reconocimiento a Izpisua -que a lo largo de su trayectoria ha investigado con células madre embrionarias- por la UCAM pudo sorprender a muchos por la oposición de la Iglesia a estos trabajos. Sin embargo, el científico expuso en su discurso de investidura las opciones que los avances permiten para poder seguir avanzando en regeneración celular trabajando solo con células adultas; algo en lo que él está ahora.

Izpisua, que hasta hace solo unos meses dirigía el Centro de Regeneración Celular de Barcelona y que abandonó, aseguran, por discrepancias con la Generalitat, ofreció a los asistentes a su investidura una lección tan apasionante como increíble para los inexpertos en la materia. Por momentos, parecían estar escuchando un cuento de ciencia ficción que en muy poco tiempo puede llegar a ser, simplemente, ciencia. Él y su equipo han conseguido crear miniriñones artificiales en los que están puestas muchas esperanzas porque pueden significar que, quizá, en un futuro, puedan producirse órganos en el laboratorio para transplantes. O transplantes de células en órganos y tejidos que han dejado de funcionar. «Estimular la regeneración de los tejidos, ralentizar el envejecimiento, reparar las lesiones o generar órganos son algunas de las promesas de la medicina regenerativa», dijo.

Lo más sorprendete es que esto es realidad gracias a la reprogramación celular. O lo que es lo mismo, gracias a células adultas del pelo o piel modificadas y que son capaces de convertirse y comportarse como células de cualquier parte del cuerpo. Es esta alternativa a las células madre embrionarias la que defendió en la UCAM Izpisua, que opina que las células reprogramadas tienen la ventaja de que «no conllevan ningún problema ético o moral»; un planteamiento que el presidente de la UCAM , José Luis Mendoza, alabó minutos más tarde al afirmar que él es la prueba de que «se puede hacer buena investigación dentro de la más estricta legalidad moral y ética».

En el futuro del que habló Izpisua, no solo se podrán programar células para introducirlas en el organismo y curar enfermedades, sino que se manipulará el embrión de animales en su fase más inicial para conseguir que, por ejemplo, un cerdo tenga un páncreas humano. Ensayar tratamientos como si se hiciera en humanos y acortar tiempos para poder curar a enfermos es solo una de las opciones de esta técnica en la que trabaja Izpisua. Queda mucho camino por andar en esta línea, advirtió, pero él ya está en ella y promoviendo la excelencia.

Es esa excelencia en investigación que persigue la UCAM que, en palabras de su rectora, Josefina López, tiene el objetivo y la responsablidad de «ocupar los primeros puestos en investigación» entre las instituciones españolas. La Universidad centra sus esfuerzos en este terreno ­-potenciando Medicina, por ejemplo, carrera para la que solicitarán en Cartagena su implantación para los próximos años con 60 plazas-. El consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez, aseguró que «este camino es un camino de éxito para la mejora de la Región»; «el prestigio nacional e internacional de la UCAM «debe hacernos sentirnos orgullos a todos como murcianos».