No fue un asunto de drogas, ni una pelea que se fue de las manos, ni un ajuste de cuentas, como se especulaba en un principio. El hombre de 47 años que el pasado 29 de abril fue hallado muerto en un carril en la orilla de la acequia de Benetúcer, en Puente Tocinos, murió asesinado a sangre fría a manos de su mujer y del amante de esta. Eso por lo menos es lo que cree la Policía Nacional que ayer hizo pública la detención de la pareja, que pasó a disposición judicial el pasado viernes y se encuentra en prisión.

Según ha podido saber esta redacción, el matrimonio estaba separado desde hacía tiempo, aunque seguía compartiendo vivienda en Aljucer. Dormían en habitaciones separadas y hacían su vida por separado. Desde el primer momento los agentes que se hicieron cargo de la investigación sospecharon de la mujer, de nacionalidad boliviana, y del amante, español. ¿La razón para asesinarlo? Pues parece que ninguna. La única motivación que maneja la Policía es que "el marido le estorbaba para iniciar su nueva vida, simplemente", explicó una fuente cercana a la investigación.

La Policía sostiene que fue ella la que, con engaños, llevó a ese rincón escondido de la huerta al hombre en el coche de este y que, una vez allí, con la ayuda de su pareja, lo asesinaron entre ambos con un arma blanca. El cadáver fue hallado a primera hora de la mañana del día 29 por una vecina de la zona. Estaba en el suelo, junto a su coche y degollado sobre un gran charco de sangre.

La investigación sobre el terreno fue complicada porque la zona en la que apareció el cadáver estaba llena de basura y escombros, y en la orilla de la acequia. Sin embargo, los indicios que allí vieron los investigadores les pusieron pronto sobre la pista. Aun así, la Policía tuvo que esperar dos semanas para conseguir pruebas firmes que presentar al juez. El pasado 14 de mayo, con todas las pruebas en la mano, agentes de la Policía Nacional detuvieron a la pareja en un hotel de la provincia de Alicante en el que se alojaban. Al parecer, era habitual que la pareja se viera en hoteles cuando el marido vivía y mantuvieron esta práctica para no levantar muchas sospechas tras el asesinato. La investigación ha sido llevada a cabo por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Jefatura Superior de Policía de la Región de Murcia.

Una zona frecuentada por drogadictos

La zona en la que se produjo el asesinato es solitaria. Apenas hay tres o cuatro viviendas y muy dispersas. Esta circunstancia favorece que la orilla de la acequia de Benetúcer, cerca del camino de Enmedio a su paso por Puente Tocinos, -en un solar, escondido y con solo un acceso- sea un rincón perfecto para el anonimato de drogadictos y coches de parejas que buscan intimidad. Los vecinos de la zona aseguraban el día del asesinato que no se sienten muy seguros. De hecho, una casa cercana tiene cámaras que ayudaron en la investigación. "Yo siempre que paso por aquí de noche llevo el seguro puesto porque me da miedo", confesaba Ana Belmonte, que vive en un carril cercano y que para llegar a su casa tiene que pasar necesariamente por allí. "La verdad es que cuando me he enterado de lo que había pasado he sentido pánico. Es verdad que aquí viene gente a drogarse, pero nunca había pasado nada", añadió. Antonio, otro vecino lo tenía claro: "Esto se veía venir". Sin embargo, la investigación policial ha descartado cualquier relación con asuntos de drogas.