«El parkinson no es solo el temblor, tiene infinidad de síntomas que la gente desconoce», explica el presidente de la Asociación de Parkinson de Blanes (Acapblanes), Antonio Olmo, quien hoy presentará en Murcia, en el edificio Moneo a las ocho de la tarde, el libro El parkinson con nuestras palabras; una publicación en la que los propios afectados cuentan la realidad de esta enfermedad en primera persona. «Cada uno explica uno de los síntomas más normales de una manera clara, sin los tecnicismos que suelen usar los expertos y con la crudeza de la realidad; explica cómo lo vive, cómo lo siente...», añade Olmo, y señala que el objetivo de la publicación «es llegar al enfermo, que lo primero que hace es asustarse cuando se lo diagnostican, y luego al resto de la gente».

Cuenta el director de la asociación de Blanes que «del parkinson mucha gente solo sabe que lleva el nombre de un doctor que la descubrió hace cien años, pero es una enfermedad muy desconocida que, además del temblor, tiene muchos más síntomas como la desgana, la apatía, la falta de comunicación, problemas cognitivos o de memoria, dolores... y el desconocimiento hace incluso que se confunda a los enfermos con personas borrachas o drogadictas por su forma de andar, por sus problemas motores», explica. Esas confusiones y ese rechazo con el que se encuentran muchos afectados es lo que pretende ayudar a combatir este libro que hoy se podrá adquirir en la presentación -a cambio de un donativo- y que también se puede solicitar a través del correo parkinsonblanes@telefonica.net.

A una persona que le acaban de diagnosticar parkinson, Olmo le recomienda que «acuda cuanto antes a un especialista, a un neurólogo, que lo convierta en su mejor amigo, que confíe en él y haga lo que le diga, porque hay medicinas que durante los primeros años hacen que la calidad de vida sea buena; y además, que contacte con una asociación de afectados».

«Es importante que se centre en su realidad -añade-, a lo que queremos ayudar con este libro; que lo afronte, que no se deje llevar por falsas esperanzas y que busque en su día a día cosas para ilusionarse, porque hay que seguir viviendo. Hay que vivir el momento, y yo siempre digo que el futuro para un afectado de parkinson es dentro de cinco minutos». También hay que tener en cuenta que esta «no es solo una enfermedad de quien la padece, ya que las personas que conviven con un afectado tienen que ir acomodándose a él».

Olmo recuerda que «no hay un examen clínico que diga que una persona tiene parkinson, pero ahora los médicos tienen más experiencia y se detecta antes, porque, en contra de lo que se cree, un 25% de los afectados tiene menos de 50 años». Para que se siga conociendo es necesario, según el presidente de Acapblanes, que no haya recortes en las subvenciones a las asociaciones ni, sobre todo, en la investigación, y que desaparezca el miedo al rechazo de los propios afectados, porque «hay políticos, por ejemplo, que lo padecen y que no quieren decirlo porque les limitaría; y si se supiera, como ha ocurrido en el caso de Maragall con el alzheimer, haría que la gente adquiriera un mayor compromiso».