Usted es autor del libro Tecnoestrés, así que empecemos por el principio. ¿Qué es el tecnoestrés?

El tecnoestrés es un término que ya existe y que yo lo utilizo en este libro para describir los problemas que las nuevas tecnologías causan en nuestra vida cotidiana. Problemas que pueden surgir por defecto, cuando se tiene miedo o alguna dificultad para acceder a las nuevas tecnologías, que es lo que podríamos llamar tecnofobia; o por exceso, que es la tecnodependencia, cuando su uso se convierte en algo patológico y aparece la adicción u otros problemas como la ludopatía en Internet.

¿Hay algún síntoma claro o un perfil del ‘tecnoestresado’?

Los dos problemas que pueden surgir afectan a poblaciones diferentes. Los mayores son los que suelen sufrir tecnofobia, los que más rechazan estos avances, mientras que los tecnodependientes son más jóvenes y suelen serlo por motivos laborales, porque la empresa les da un móvil o un ordenador para que estén disponibles las 24 horas y cuando desconectan presentan problemas de ansiedad o irritabilidad. Hay personas que lo pasan muy mal cuando están desconectados, que se sienten incompetentes, y hay que saber que esta necesidad de comunicación constante no es una necesidad real.

Aunque en pocos casos llegue a ser algo patológico, parece que cada vez más tenemos todos esa necesidad de estar conectados...

Sí, porque cada vez más parcelas, como el ocio o las relaciones personales, dependen de las nuevas tecnologías.

¿Y qué debemos hacer para no caer en la tecnodependencia?

Es bueno establecer periodos de desconexión o siestas digitales, recordar que se puede desconectar el móvil y volver de vez en cuando a las actividades predigitales, a pasear, a consultar algo cara a cara o incluso a llamar por teléfono, que ahora lo hacemos todo por correo electrónico y hay problemas que hay que madurar, cosas que valorar... muchas cosas que no se resuelven con las nuevas tecnologías.

No todo está en Internet...

Claro, no es la solución para todo. De Internet te puedes bajar todos los apuntes de la carrera y todos los libros, pero la práctica está en la vida real y uno no quiere a un abogado que tenga muchos conocimientos pero ninguna experiencia, o a un fontanero que haya aprendido su oficio con el ordenador...

¿Esta excesiva querencia es en parte por la novedad? ¿Nos hartaremos y volveremos en el futuro esas actividades predigitales?

Estamos embarcados en una digitalización progresiva y por eso yo lo que he querido es destacar los aspectos negativos, para atenuar sus efectos y que no nos afecten de manera seria. Además, hay una clara alianza entre el consumismo y las nuevas tecnologías y las empresas nos convencen de que estos productos nos hacen ser mejores y más productivos.

¿Qué se les puede decir a unos padres que ven cómo su hijo va del ordenador a la consola?

Es un problema importante porque los padres no son a veces conscientes, no saben lo que pasa. Los padres deben formarse digitalmente para navegar con sus hijos y ponerles normas, por ejemplo sobre el tiempo de conexión, porque es importante que no abandonen las formas tradicionales de relacionarse. También tienen que estar atentos a señales de alerta como la pérdida de las antiguas amistades o los cambios bruscos de humor.

¿Y qué consejo le daría a un tecnofóbico?

Le diría primero que se está perdiendo cosas muy bonitas e interesantes. Un tecnofóbico tiene que aceptar que lo digital no se va a ir y tener una actitud positiva y mucha paciencia, porque esto no es algo que se aprenda en un día. Hace falta tiempo, práctica, y lo ideal es que empiecen con el ocio, con cosas que les interesen. Y también les diría que se quejen de los problemas que muchas veces surgen en los dispositivos y sistemas.

¿Qué tipo de problemas?

Bueno, mi ordenador me hace a veces preguntas que no sé contestar (risas). De pronto te aparecen mensajes y no sabes si decir sí, no, cancelar... Los ordenadores tienen que aprender modales y las empresas deben pensar en un público más amplio que el del joven que sabe programación, en los nativos digitales; por ejemplo, en los mayores.

Y usted, ¿cómo se lleva con las nuevas tecnologías?

Lo voy llevando... Me cuesta cambiar cuando ya me he habituado a algo y no me gusta esta necesidad de arreglar lo que no está roto, pero predico con el ejemplo e intento tener una actitud positiva.