Nazareno, me das un caramelo?". Quizá no supiera contar hasta diez, pero ahí estaba con una bolsa de plástico en una mano y el chupete en otra. Los niños de Murcia disfrutaron ayer de una de las procesiones más esperadas, ya que, de sobra es conocido, que la archicofradía de la Sangre cuenta entre sus filas con más de 3.000 nazarenos dispuestos a regalar caramelos.

Jornada puramente nazarena en el Miércoles Santo más huertano. El barrio del Carmen se viste de rojo para dar la bienvenida a su gran procesión. Ayer, a las siete en punto se abrían las puertas de la iglesia de los carmelitanos para dejar correr sentimientos de alegría, devoción e incluso nervios, en aquellos que participaban por primera vez en un cortejo tan popular, que llega a movilizar a toda la ciudad. De hecho, no es raro ver, a partir del mediodía, a personas guardar celosamente las sillas escogidas para presenciar en buen lugar la marea roja que ayer llegó a rincones tan especiales como la calle Oliver. Quizá el contar con diez pasos, algunos de gran tamaño, haga que la procesión de los 'coloraos' se aprecie con mayor belleza en calles estrechas. Esos lugares barrocos que esconde Murcia y que son elegidos por muchos. Familias enteras se reúnen para ser testigos del Nuevo Testamento con toques huertanos, gracias a los atuendos de los estantes, que visten túnicas cortas, enaguas, medias de repizco y esparteñas.

Gran responsabilidad llevan sobre sus hombros estos cofrades, aunque no pierden la sonrisa durante el largo recorrido.

La misma responsabilidad que la de los estantes del paso de Jesús en casa de Lázaro, que ayer desfilaron con más ganas que nunca, conmemorando su veinticinco aniversario. Digno de destacar es el momento en el que los pasos atraviesan el Puente Viejo, dejando atrás al sol y a su casa, el barrio del Carmen, para adentrarse en el centro de una ciudad que cada año responde multitudinariamente a una procesión llena de sentimientos, tradición y muchas ganas de Semana Santa.