La agresión del pasado lunes ha sido un caso extremo en la difícil convivencia entre 'gorrillas' y conductores. Los comerciantes de la zona, sin embargo, denuncian que las coacciones, amenazas o, simplemente, el temor, están presentes de forma constante entre los que tienen que dejar su vehículo en las zonas dominadas por los aparcacoches.

"Hace unas semanas -relata Borja Núñez, que trabaja en un comercio de electrodomésticos en la esquina con Ronda de Garay- una mujer entró a la tienda y nos pidió ayuda porque uno de los 'gorrillas' no la dejaba entrar al coche si no le pagaba". Antonio, camarero en el bar Condomina, también tuvo que acompañar a una joven "porque uno de los aparcacoches la estaba acosando".

Tanto ellos como la mayoría de los conductores que aparcan en la zona comprenden la situación de desamparo de los 'gorrillas', pero lamentan el clima de inseguridad creado en el barrio y que esto se traduzca en un doble pago para ellos. "Todos tenemos que ganarnos la vida -subraya Borja-, pero es ridículo que tengamos que pagar la zona azul y, además, haya que darles dinero a ellos porque, si no, no sabes cómo te vas a encontrar el coche". "La policía no puede estar siempre aquí -apunta Félix, un conductor que acaba de pagar un euro a un 'gorrilla'-, pero hay mucha gente en paro y mucho dinero de subvenciones que se pierde con el que se podría crear un cuerpo, parecido a los vigilantes de la ORA, que vigilen estas zonas".

Entre los que se han negado a pagar, denuncian, hay quien se ha encontrado el coche rayado o alguna rueda pinchada. Uno de los 'gorrillas', Rachid, lo confirma. "Algunos rayan los coches si no les pagan -admite-, pero eso no debe ser así. Si la gente se queja, viene más policía y eso es peor para nosotros". Carlos, natural de Guinea, asegura que él nunca amenazaría a nadie. "No obligamos a nadie, sólo nos dan dinero los que quieren". Tanto él como Rachid sobreviven con ese dinero. "Podemos sacar cerca de diez euros al día", cuenta Rachid. "Lo justo para un bocadillo y un paquete de tabaco. Para dormir tenemos que buscar un cajero", sonríe.