Cáritas Diocesana, la institución de la iglesia que atiende a pobres y excluidos en toda la Diócesis de Cartagena, ha detectado en el último año un incremento de indigentes extranjeros en la ciudad de Murcia como consecuencia de las dificultades que muchos de estos inmigrantes encuentran para regularizar su situación en España. La responsable del programa de Inmigración de Cáritas Diocesana en Murcia, María Teresa Camacho, asegura que el problema no es cuántos inmigrantes llegan a la Región de manera irregular "sino el futuro que les espera en esa situación y sus posibilidades de integración".

Los inmigrantes sin papeles pueden tener derecho a una regularización por el principio de arraigo social, que se ha convertido en la única vía que tienen para legalizar su situación en España. Para ello, deben acreditar su permanencia ininterrumpida en el país durante tres años. Sin embargo, con una orden de expulsión, esta fórmula de regularización se deniega siempre, por lo que muchos de los inmigrantes acaban, en el mejor de los casos, mendigando para poder sobrevivir y subsistiendo como pueden.

"Estamos encontrando en Murcia un mayor número de personas que viven en jardines, a un mayor número de vendedores irregulares en lugares como la plaza de San Esteban, a un mayor número de aparcacoches sin papeles, etc. Evidentemente los inmigrantes siguen llegando a Murcia, de hecho nosotros tenemos todas las casas de acogida colapsadas, aunque nuestro compromiso es seguir ayudándolos", explica Camacho, quien apunta que desde instituciones como Cáritas ayudan, orientan, forman y prestan apoyo psicológico a miles de extranjeros que pasan por el trance de vivir en la ilegalidad.

De hecho, Cáritas Diocesana atendió en 2007 a una población de 60.000 inmigrantes en todas las parroquias de la Diócesis de Cartagena, casi 4.000 de ellos sólo en el municipio de Murcia. En el caso de Murcia, 840 fueron asesorados en los trámites de documentación, 950 en orientación laboral, 300 recibieron formación, otros 200 recibieron atenciones básicas, 425 estuvieron en programas de acogida y se atendieron a 255 familias concretas.

"Los inmigrantes a los que hemos ayudado vuelven siempre", sostiene Camacho. "Incluso los que hace diez o doce años pasaron por aquí vuelven a acudir a nosotros, aunque con problemas muy diferentes que ya no tienen que ver con su proceso de documentación sino por problemas para encontrar una vivienda, por la escolarización de sus hijos, por cuestiones de lo más variado, por eso decimos que el abanico es cada vez más amplio porque en Cáritas no sólo apoyamos a inmigrantes indocumentados sino que les prestamos ayuda para que pueden integrarse mejor a través de la formación, del acceso al mercado laboral, de facilidades para el acceso a una casa, etc".