Premios Pueblo del Año
Un escaparate para visibilizar los esfuerzos de los pueblos en su lucha contra el olvido
Moratalla, Blanca y Bullas son los municipios reconocidos en la IV edición de los Premios Pueblo del Año, organizados por el diario La Opinión y Prensa Ibérica

Foto de familia de los protagonistas de la IV edición de los Premios Pueblo del Año. / Israel Sánchez
En una época marcada por el éxodo rural y la amenaza constante de la despoblación, nacen iniciativas con el objetivo de poner en el escaparate y rendir homenaje a quienes no se marchan, a quienes resisten, reinventan y sostienen con sus manos el alma de un territorio. Ese es el objetivo de los Premios Pueblo del Año, que en la tarde del jueves 26 de junio celebró su IV edición en el Museo Arqueológico de Murcia. Bajo las nobles bóvedas de este templo de la memoria regional, más de un centenar de asistentes aplaudieron, emocionados, a sus municipios, aquellos que dan sentido y futuro a la Región de Murcia.
Organizados por La Opinión y Prensa Ibérica, y con el respaldo del Gobierno regional, como patrocinador principal, CaixaBank y el Grupo Hozono Global, estos galardones se han consolidado como una cita imprescindible para visibilizar los esfuerzos de los pueblos en su lucha contra el olvido y su apuesta decidida por la innovación, la cultura y la sostenibilidad.

La Opinión
Eva Reverte, directora general de Competitividad y Calidad Turísticas, fue la encargada de dar la bienvenida con su discurso: «Esta noche reconocemos la labor de nueve municipios que son ejemplo de innovación, sostenibilidad y compromiso con su historia, su entorno y también con su gente». Palabras que no fueron retórica, sino prólogo del reconocimiento concreto a los pueblos finalistas en tres categorías clave.
Pueblo Turístico del Año
El Premio Pueblo Turístico del Año fue el primer galardón de la noche, y la emoción se desbordó cuando se proclamó el nombre de Moratalla, que se impuso a Cehegín y Mula.
La Asociación de Amas de Casa, presente entre el público, estalló en aplausos y vítores: «¡Viva Moratalla!», se pudo escuchar tras el anuncio. El alcalde de la localidad, Juan Pascual Soria recogió el galardón de manos de Eva Reverte, con un discurso que resumió la esencia del municipio: «Este reconocimiento no es solo un galardón, es la confirmación de que el trabajo duro, la pasión por nuestro patrimonio y el compromiso de todo un pueblo dan sus frutos».
Moratalla fue reivindicada por el regidor como «un crisol de historia, naturaleza y tradición, con sus pinturas rupestres, castillos centenarios, la Tamborada de Semana Santa, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y una gastronomía que abraza al visitante».
Pueblo Cultural del Año
El segundo reconocimiento fue para Blanca, que se impuso a Aledo y San Pedro del Pinatar. El encargado de entregar el galardón fue Antonio Francisco García, director del Centro de Instituciones de CaixaBank en la Región de Murcia, y el que lo recibió, su alcalde, Pablo Cano, que hizo un recorrido breve pero elocuente por los motivos que sitúan a Blanca en la vanguardia cultural de la Región. «Por supuesto, por la Fundación Pedro Cano, con nuestro pintor, medalla de oro del Ministerio, y del que nos sentimos tremendamente orgullosos», destacó.
Pueblo Sostenible del Año
El último de los galardones de la noche fue para Bullas, que se impuso a Abarán y Santomera en la categoría más ligada al futuro: la sostenibilidad. El premio fue entregado por el director de La Opinión, José Alberto Pardo, y recogido por el concejal de Patrimonio Natural, Alfonso Sánchez, quien no dejó lugar a ambigüedades: «La sostenibilidad no es negociable. El futuro de nuestros pueblos pasa por ser sostenible o no tendremos futuro».
En su intervención defendió con firmeza la necesidad de «implementar tecnologías que fijen población, atraigan inversión y respeten el legado ambiental». Un mensaje claro, directo, aplaudido por un público que también contaba con la presencia de la Asociación de Amas de Casa de Bullas.
Clausura
El acto se cerró con las palabras de Víctor Manuel López, presidente de la Federación de Municipios de la Región de Murcia, que puso en valor la vocación de servicio de los pequeños ayuntamientos. «Gestionar un municipio, especialmente uno de tamaño reducido, es una tarea en la que la pasión, el ingenio y, sobre todo, la vocación son fundamentales para alcanzar nuestras metas. No hay grandes presupuestos, pero sí grandes ideas», afirmó.
Después, en la terraza del Café del Museo, los premiados y asistentes compartieron un cóctel al anochecer. Pero el verdadero brindis -el más íntimo, el más sincero- fue por esos pueblos que, lejos de rendirse, siguen escribiendo su propia historia con esfuerzo, comunidad y esperanza.
Porque si algo quedó claro en esta IV edición de los Premios Pueblo del Año es que la Región de Murcia no está vacía. Está viva. Y late con fuerza.
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