Corredor Mediterráneo

Siguen los desencuentros con ADIF en Lorca

Vecinos de La Torrecilla paran por quinto día las obras en la pedanía, mientras que el cierre de la Alameda de Cervantes supone un nuevo quebradero de cabeza para el Ayuntamiento

Vecinos de La Torrrecilla volvían a parar las obras en la rambla homónima.

Vecinos de La Torrrecilla volvían a parar las obras en la rambla homónima. / Daniel Navarro

Daniel Navarro

Daniel Navarro

Las obras del Corredor Mediterráneo en el municipio de Lorca siguen generando conflictos entre ADIF, los vecinos y el propio Ayuntamiento. Y es que, el inicio de la semana volvía a traer noticias de desencuentros entre la entidad estatal y los habitantes de la Ciudad del Sol. Por un lado, los vecinos de La Torrecilla paraban por quinta jornada consecutiva las obras del AVE en el punto en que las vías férreas se cruzarán con la rambla que da nombre a la diputación.

"No nos vamos a rendir. Mientras tengamos el apoyo de los vecinos seguiremos viniendo. Hemos estado muchos años sin tener ningún tipo de respuesta, y ahora parece que las administraciones ya están dispuestas a escuchar. Es un disparate lo que se quiere hacer aquí", significaba el presidente de la Asociación de Vecinos de La Torrecilla, Cayetano Padilla, que una vez más se expresaba con contundencia: "estamos luchando por nuestras vidas, no por un capricho".

Los vecinos charlaban a la sombra de los pasos de agua instalados.

Los vecinos charlaban a la sombra de los pasos de agua instalados. / Daniel Navarro

Así, este lunes los manifestantes se reunían a pie de obra para valorar la posibilidad de establecer turnos de protesta, puesto que consideran que la cosa va para largo. "Tenemos que procurar que la gente no se aburra. Vienen meses complicados por las vacaciones y demás, pero tenemos que hacer el esfuerzo y seguir luchando", aportaba por su parte el líder de los vecinos de Campillo, Joaquín Giner. En cuanto a las reclamaciones de los vecinos, cabe recordar que piden la supresión del paso elevado para vehículos previsto en el lugar, así como la creación de un viaducto que permita pasar al agua libremente.

Además, a última hora de la tarde está previsto que se celebre un multitudinario encuentro en el local social de La Torrecilla, situado a unos pocos cientos de metros de lugar de las protestas. Allí, se mantendrá una reunión informativa para analizar los trabajos del Corredor Mediterráneo a lo largo y ancho de Lorca, valorando la implantación de medidas para paliar los efectos de las obras, tomando como ejemplo las emprendidas por los vecinos de la diputación que acogerá la reunión.

Por otro lado, fuentes municipales informaban de la tensión que habría generado entre el Consistorio y la empresa adjudicataria el cierre del antiguo paso a nivel de la Alameda de Cervantes, uno de los principales de la ciudad junto al de Santa Clara, cerrado desde hace semanas.

Las máquinas trabajan desde hace días en las inmediaciones de la Alameda de Cervantes.

Paso de Cervantes, en una imagen de archivo. / Daniel Navarro

Previsto en un principio para los meses de verano, en los últimos días se habría solicitado ampliar el periodo hasta el mes de diciembre, algo que podría perjudicar aún más el tránsito circulatorio en la ciudad a pesar de mantenerse en todo momento un paso para los peatones. En este sentido, Ángel Meca, concejal responsable de Grandes Infraestructuras, reiteraba las declaraciones que hacía a esta Redacción a finales del año pasado, significando que cerrar el paso por las obras fuera de los periodos vacacionales supondría "un caos circulatorio".

Con el objetivo de tratar esta situación, ambas partes se habrían emplazado a mantener nuevas reuniones que permitan llegar a un acuerdo acerca de las fechas y condiciones de un corte que, de una forma u otra, se acerca de forma inexorable con el avance de los trabajos.

Tercia como ejemplo

Al respecto de las polémicas relacionadas con la llegada de la Alta Velocidad a Lorca, cabe recordar el caso de los vecinos de Tercia, que fueron los primeros en dar el paso de parar las obras en busca del beneficio de la pedanía. Allí, la implicación ciudadana conseguía que se modificara el proyecto para instalar varios pasos de peatones adicionales, reduciendo la separación entre las viviendas de la zona y el barrio de San Diego.

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