El nombramiento de León XIV se vive con júbilo en Caravaca

En la Ciudad Santa del Noroeste murciano se vivió con júbilo el nombramiento del cardenal Robert Prevost como futuro sucesor de Pedro y vicario de Cristo en la Tierra. El papa León XIV, que tiene doble nacionalidad estadounidense y peruana, tendrá la visión de unir dos tierras de muy diferente índole.

En Caravaca, las campanas repicaron en señal de alegría, desde la mayor de El Salvador hasta las de pedanías, como la de Singla, pasando por las de la Basílica de la Vera Cruz, por el nombramiento del papa 267 de la iglesia. El regidor caravaqueño, José Francisco García, puso de manifiesto que «desde Caravaca celebramos su elección, junto a millones de católicos». En este sentido destacó que «miramos con esperanza al papa León XIV para que nos siga guiando en nuestra fe».

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Sobre el primer discurso del que será nombrado obispo de Roma, García subrayó que «los deseos de paz, que fue la palabra que más repitió durante su intervención como nuevo papa, son un mensaje esperanzador para Caravaca». El regidor recordó la estrecha relación que ha tenido Caravaca, a través de la Vera Cruz, con los últimos pontífices de la iglesia: «Esperamos que un papa misionero con gran relación con Latinoamérica nos ayude a seguir extendiendo puentes y uniendo a las ciudades donde llegó la Vera Cruz, patrona de la ciudad».

Por su parte, el hermano mayor de la Cofradía, Luis Melgarejo, subrayó que se trata de una persona que «tiene una amplia trayectoria, que además conoce todas las dimensiones de la iglesia», recordando que nació en Estados Unidos, pero que ha pasado buena parte de su vida en Perú; además, «el pertenecer a la orden de San Agustín le da un acercamiento a los pobres». En este sentido, destacó que «es un papa que tiene una amplia visión de la iglesia».

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La Vera Cruz, muy presente en el camino de Robert Prevost hacia el papado

Prevost ha ejercido su sacerdocio en lugares donde está muy presente la Cruz misionera de Caravaca. Mientras ocupó el cargo de Obispo de Chiclayo, llegó a ser vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana. Una tierra a la que llegó la Cruz de Caravaca durante la evangelización del nuevo mundo, donde está muy presente en edificios tan emblemáticos como la iglesia de San Pedro en la monumental ciudad de Juli, o en el atrio del convento de Santo Domingo en Lima.

La Cruz de Caravaca llegó a Perú a través de la evangelización española, siendo llevada por órdenes religiosas como los jesuitas, franciscanos y carmelitas. Estos religiosos utilizaron la cruz como un símbolo de su labor evangelizadora, propagándola a través de sus misiones en América. La cruz fue venerada en Perú como un símbolo de fe y protección.

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León XIV también ocupó el cargo de prior general de la orden de los Agustinos, durante dos mandatos, entre 2001 y 2007. En este periodo viajó en diversas ocasiones a España para visitar diferentes conventos.

En septiembre de 2024, ya siendo cardenal, visitó la ciudad de Ávila, donde presidió una eucaristía en la Basílica de Santa Teresa de Jesús, dejando su firma en el libro de visitas y compartiendo momentos entrañables con los fieles. Visitó la Basílica y la Casa Natal de Teresa de Jesús en Ávila y allí firmó en su libro de misas. Caravaca está unida con la ciudad abulense a través de la Red Huellas de Teresa, ciudades donde la doctora de la iglesia fundó en vida. Precisamente santa Teresa llevó cosido a su hábito hasta el último día de su vida terrenal una cruz de Caravaca, que le regalaron las hermanas, tras la fundación en la población del Noroeste murciano.