Especial Fiestas de Ricote 2023

Relevo en la parroquia

Ramón García Gómez.

Ramón García Gómez.

Alberto Guillamón Salcedo

Con fecha 18 de julio, la Secretaría General del Obispado de Cartagena, remite a todos los medios de comunicación social de la Comunidad Autónoma, para su amplia difusión, en el ámbito de su incidencia, los nombramientos sacerdotales del Obispo de Cartagena. Y que, en esta ocasión, nos atañen muy especialmente, por el cambio de titular, en la parroquia de San Sebastián.

En este sentido, en el apartado 39, se enuncia: «Rvdo. D. Antonio Guillén Campillo es nombrado párroco de la parroquia de Nuestra Señora de los Llanos de El Algar (Cartagena) y encargado de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Los Urrutias (Cartagena) y cesa como párroco de las parroquias de San Sebastián de Ricote y San Agustín de Ojós».

Y, a continuación, en el apartado 40, más escuetamente, se expresa: «Rvdo. D. Ramón García Gómez es nombrado párroco de las parroquias de San Sebastián de Ricote y San Agustín de Ojós».

‘Saliente’ y ‘entrante’

Y a partir de aquí habría que indicar, muy brevemente, que el ‘cesante’ D. Antonio Campillo, natural de Torre Pacheco, ha permanecido aquí nueve años, confraternizando con todo el mundo y con una excelente labor pastoral. Destacando, muy preferentemente, por su magnífica gestión en la recuperación ‘agrícola’ de la Fundación San Diego, siendo despedido triunfalmente, al mayor nivel protocolario y muy íntimamente. Tanto en la Iglesia, por la totalidad de las Cofradías y la Hermandad de San Sebastián, como a nivel popular, en la Plaza del pueblo y en el restaurante Las Palmeras, organizado por Asunción Tomás Ruiz y Antonia Guillamón Moreno ‘Toñi’, en una gala espectacular.

Y respecto al ‘entrante’, natural de Cieza y procedente de la Iglesia de San Pedro de Espinardo, arropado por numerosos familiares y amigos, en su toma de posesión, venidos de dichas localidades, como del municipio de Mula, donde antes prestó sus servicios, ha caído de pie, ‘sembrado’. Actuando con mucho tiento, no decantándose, ni a un lado ni a otro, como hiciesen otros, en una época determinada, de la historia local. ‘Ver, oir y callar’, fueron sus primeras palabras, relativas a su primer año de actuación, y con unos versos de presentación, muy aparentes, para dicha circunstancia. Y, a medida que pasa el tiempo, se le ve más feliz y contento y es mayor su proximidad y cercanía con el vecindario, prodigándose con un finísimo sentido del humor, muy de agradecer. ¡Bienvenido a la parroquia!