Recuperan la tradición de dar a besar al Niño Jesús en los templos

Las campanas de la torre de la capilla del Monasterio de Santa Ana y Santa María Magdalena de clarisas repicaban en la Nochebuena. Anunciaban el nacimiento del Niño Jesús y la celebración de la Misa del Gallo en la que se daban cita decenas de fieles. El coro del convento de clarisas, integrando por las monjas, cantaba villancicos durante la celebración que presidía el párroco de la antigua colegial de San Patricio, Nicolás Poyato.

La celebración recuperaba una tradición abandonada en los últimos años por motivos de la pandemia, la de dar a besar al Niño Jesús. Antes de que la eucaristía llegara a su fin el párroco tomaba entre sus brazos una de las imágenes del monasterio y ante el altar mayor lo mostraba ante los presentes. Los fieles fueron acercándose hasta el Niño al que besaron.

La fachada del monasterio luce estos días con un encanto especial, el que le confieren la cascada de luces que le han colocado en el perfil de la primera planta. También la imagen de Santa Clara que habitualmente ocupa la hornacina central de entrada al convento ha sido sustituida por un conjunto escultórico de la Sagrada Familia. Y junto a la iglesia se muestra el belén que cada año montan las monjas, con figuras móviles y mil y un detalles. Entre ellos, una imagen de Salzillo que se muestra en el pesebre de la cueva. Una clarisa lo vela durante las horas de apertura que se intensificarán estos días con motivo de la Navidad.

Y, mientras, el bullicio es estos días incesante, ya que muchos acuden a comprar sus tradicionales dulces de Navidad. Las tortas de Pascua y los roscones de Reyes ya se pueden encargar en su horno, junto a empanadas, bizcochos y tortas de pimiento molido con sardina de bota.