Fiestas

Los disparos y el olor a pólvora dan la bienvenida a la Purísima de Yecla

El municipio del Altiplano vive uno de los días grandes de sus fiestas con ‘la bajada’ de la Virgen del Castillo

La Purísima fue acompañada por centenares de personas y el estruendo de los arcabuces en ‘la bajada’.

La Purísima fue acompañada por centenares de personas y el estruendo de los arcabuces en ‘la bajada’. / Luis J. Soriano

Luis J. Soriano

La pólvora y el estruendo de los arcabuces han vuelto a ser protagonistas en uno de los días grandes de las fiestas patronales de Yecla. El 7 de diciembre, conocido como el día de ‘La Bajada’ para los yeclanos, marca el inicio de la estancia de la patrona de la ciudad, la Virgen del Castillo, en la Basílica de ‘La Purísima’.

El buen tiempo ha acompañado el inicio de estas celebraciones que cumplen 380 años en este 2022. Unas celebraciones que recuerdan la historia de Martín Soriano Zaplana y los 61 yeclanos que el 17 de julio de 1642 partieron a Vinaroz a participar en la Guerra de Cataluña. El desarrollo favorable de la contienda hizo que la compañía que había partido desde Yecla no sufriese ninguna baja, un hecho que fue asignado a la protección de la Virgen y que desencadenaría en estas fiestas patronales de interés nacional. Ya son casi cuatro siglos en los que los yeclanos dan gracias a la Virgen del Castillo.

Fieles a su cita, cientos de yeclanos aguardaban a que el Mayordomo de la Insignia del Bastón, José Antonio Marín, realizase el primer disparo de arcabuz a primera hora de la mañana para comenzar el ascenso al Santuario del Castillo de Yecla, lugar que acoge la imagen de la patrona de Yecla durante todo el año. Una vez realizado ese primer disparo, los ‘tirarores’ yeclanos ya pueden hacer sonar sus arcabuces. Y así ha sido durante las casi cinco horas en las que Yecla se ha sumido en una nube de pólvora, uno de los elementos principales sobre los que giran las fiestas yeclanas.

Los arcabuceros llenaron de pólvora la ciudad de Yecla.

Los arcabuceros llenaron de pólvora la ciudad de Yecla. / Luis J. Soriano

Una vez que toda la Compañía Martín Soriano Zaplana, compuesta por las distintas agrupaciones de escuadras, llega hasta el Santuario del Castillo, se produce uno de los momentos más emblemáticos de las fiestas. La imagen de la Patrona de Yecla abandona su lugar habitual para ser recibida por los cientos de yeclanos que ascienden junto a los arcabuceros, mientras que el Mayordomo de la Insignia de la Bandera ‘juega la bandera’ moviéndola de un lado a otro hasta que la imagen encara la bajada del Santuario.

Comienza entonces el descenso de la patrona de Yecla junto a los cientos de arcabuceros hasta el corazón de la ciudad. Durante el transcurso de la bajada, los arcabuceros ‘disparan’ sus arcabuces en honor a su patrona sin cesar. A la llegada de la Virgen a la Plaza Mayor se produce otro de los momentos más esperados de estas fiestas. Desde el balcón consistorial, la primera autoridad de Yecla, Remedios Lajara, recibe a la patrona pronunciando los tradicionales ‘tres vivas a la Virgen’ que son respondidos al unísono por los miles de yeclanos que aguardan en la plaza esperando la bienvenida a su patrona.

Desde el balcón del Ayuntamiento se proclamaron las tradicionales ‘tres vivas a la Virgen’.

Desde el balcón del Ayuntamiento se proclamaron las tradicionales ‘tres vivas a la Virgen’. / Luis J. Soriano

Una vez se hacen los ‘tres vivas’, la imagen de la patrona continúa su descenso, acompañada por miles de fieles, hasta el atrio de la Basílica de ‘La Purísima’, lugar donde se desarrollan las ‘arcas cerradas’, un ritual en el que los arcabuceros no paran de disparar sus arcabuces mientras el Mayordomo de la Bandera ‘juega’ su insignia de cara a la patrona hasta que la imagen no descansa en el altar mayor de la basílica.

‘La Bajada’ marca el inicio de los días grandes de las Fiestas Patronales de Yecla. Ahora, y hasta el próximo domingo 18 de diciembre, la ‘Virgen del Castillo’ permanecerá en la ciudad para recibir la visita de los miles de yeclanos que cada día pasan por la Basílica a rendir honores a su patrona.