Lorca llora a uno de sus hijos más queridos, Lázaro Albarracín Martínez, vicepresidente del Atlético de Madrid desde 1988. Nació en la Ciudad del Sol en 1929 en el Huerto de las Monjas, en las Alamedas, para poner rumbo a Madrid con apenas 20 años para realizar el servicio militar en Aviación. Pocos meses después, se hacía socio del Atlético de Aviación. Así nació una pasión por el club metropolitano que no le abandonaría durante toda su vida.

En 1987 se incorporó a la directiva del club, primero como presidente del Atlético de Madrileño de la Segunda B y posteriormente al Atlético de Madrid, representando al equipo en todos los campos de España y los de medio mundo, convirtiéndose en el mejor de los embajadores del Atlético de Madrid.

Su relación con las peñas del Atlético, desde su cargo como vicepresidente del área social del club, le valió el cariño de los aficionados. Entre sus deseos que se verá cumplido está que le enterrasen con la bandera del Atlético de Madrid. La bandera de homenaje a la afición del Atlético de Madrid, en el Cívitas Metropolitano, ondea a media asta desde este miércoles en señal de luto.

Lázaro Albarracín, durante la inauguración de la plaza con su nombre en Lorca L.O.

Lázaro Albarracín era un profeta en su tierra. Los lorquinos le mostraban su cariño en septiembre de 2016 poniendo su nombre a una céntrica plaza, a espaldas de la avenida de Juan Carlos I. La petición la realizaba la Peña Atlética Castillo de Lorca. A la Ciudad del Sol acudió a la inauguración de este rincón. Lo hizo acompañado del presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo.

Poco antes, en el cercano Instituto de Educación Secundaria Ramón Arcas Meca, se celebraba una charla coloquio donde participaban periodistas deportivos de distintos medios de comunicación. Y, por la noche, medio centenar de peñas atléticas llegadas desde distintos enclaves del país le homenajeaban con una cena.

Lázaro Albarracín Martínez nos dejaba este miércoles, día de San Clemente, Patrón de la ciudad que le vio nacer hace 93 años. Camino a Madrid van sus sobrinos, Francisco y Andrés Perán Albarracín, que llevarán el paño de los difuntos de la Virgen de los Dolores, del Paso Azul, para que cubra su féretro estas últimas horas.