La rebaja del cromo del agua resultante de la estación depuradora de aguas residuales, edar, del curtido preocupa a los industriales de este sector, al Ayuntamiento y a la empresa Aguas de Lorca. El asunto era debatido en la Confederación Hidrográfica del Segura, a quien se planteaba los proyectos previstos para lograr cumplir con los parámetros y que el agua resultante “sea de la mejor calidad posible”, afirmaba el alcalde, Diego José Mateos.

Se trabaja en distintas alternativas, explicaba, la principal, “someter las aguas de las industrias del curtido a una doble depuración”. Las aguas resultantes de la edar del curtido serán llevadas hasta la de La Hoya. “Pretendemos la conexión entre ellas y hacer un doble sistema de depuración para intentar que esa agua se ajuste a los parámetros exigidos”.

La mayoría de los parámetros se cumplen, argumentaba, aunque existe un “escollo” en cuanto al nivel de depuración de un elemento muy concreto, “el cromo”. Estos incumplimientos, admitía, llevaban al Ayuntamiento a ser multado en los últimos años en diversas ocasiones. “Vienen sanciones regularmente. Son sanciones calificadas, todas las últimas, como leves. Es decir, una sanción mínima, porque se cumplen prácticamente todos los parámetros”.

Aunque reconocía que es muy difícil lograr las exigencias en cuanto al cromo insistía en que industriales, Ayuntamiento y Aguas de Lorca trabajan en varias líneas para lograr los propósitos. “Se están tomando medidas y se trabaja en otras que podrían solucionar el problema histórico. Por un lado, la mezcla de agua, y, por otro, Aguas de Lorca está haciendo ensayos con nueva tecnología para intentar disminuir al máximo ese componente”.

El proyecto para la conexión de las dos depuradoras, la del curtido y de La Hoya, está redactado, por lo que anunciaba que las obras podrían estar concluidas en el plazo de diez meses. El coste de la obra está en torno a los 600.000 euros. “Una de las intenciones por la que nos reunimos con la Confederación Hidrográfica del Segura fue precisamente esta obra. Hay que interconectar ambas edar para verter el agua del curtido a la de La Hoya. La previsión es que se haga de forma paulatina. Que se vierta el agua por tramos, un 5%, un 10%, un 15%... para ver cómo responde la depuradora de La Hoya, para que no interfiera en sus procesos establecidos”, detallaba el alcalde.

La obra permitirá conectar el nuevo colector que se construía en la Carretera de Caravaca con la estación depuradora de aguas residuales del curtido. “A partir de ahí, se llevará de forma paulatina a la de La Hoya, para ver cómo responde y si podría ser una solución definitiva”, reiteraba.

Las analíticas muestran que las aguas que se vierten al cauce del río Guadalentín llevan entre un “0,3 o un 0,4 por ciento de cromo. Hemos llegado a tener emisiones de cromo al 3 por ciento. Pero, efectivamente, aunque se ha bajado –se ha hecho un esfuerzo importante- sigue sin cumplir el mínimo establecido por la normativa europea para verter al río Guadalentín. Sí se cumpliría si fuera para agua de riego, está dentro de los parámetros, pero no lo hace para los vertidos al cauce. Se está muy cerca y creemos que con estas obras vamos a lograr la solución definitiva”, concretaba.

En el barrio de San Cristóbal se concentra la mayor parte de las industrias del curtido que suman unas quince fábricas y algo más de trescientos trabajadores. “Esta última cifra puede crecer dependiendo de la época del año y los encargos que se produzcan”, concluía Mateos.