Unas 300 personas se daban cita ayer en la marcha por el décimo aniversario de la riada de San Wenceslao. Bajo el lema ‘Nos va la vida en ello…’, la Plataforma de Afectados por la Inundación, que integran también las asociaciones de Vecinos de Torrecilla, Campillo, Purias, Cazalla y El Esparragal, convocaba a los afectados por la riada en el décimo aniversario. La protesta partía de la Alameda de Cervantes y recorría el Óvalo, avenida de Juan Carlos I, Musso Valiente y Álamo, para llegar a la Plaza de España donde los representantes de la Plataforma de Afectados por la Inundación leían un manifiesto en el que denunciaban «diez años de sufrimiento, desesperación y ninguna solución».

Precisamente, ese era el lema de la pancarta que abría la protesta que pretendía, según aseguraba en declaraciones a LA OPINIÓN el presidente de la Asociación de Vecinos de Campillo, Joaquín Giner, «recordar lo que sucedió aquel día hace diez años». Se quejaba de que «seguimos en el mismo punto de partida, sin que por el momento se haya ejecutado ninguna actuación». Y apuntaban que están cansados de «proyectos, anteproyectos, estudios… Estamos hartos. Queremos que las actuaciones previstas comiencen para dar una solución a la situación en que nos encontramos miles de vecinos de distintas pedanías».

Y recordaba que muchas de sus tierras están bajo la catalogación de Zona de Flujo Preferente. «Están incluidas porque la administración que las declaró no ha ejecutado las obras necesarias para evitar que estén bajo esa influencia, por lo que pedimos que se tenga en cuenta las obras previstas, ya que cambiará la situación de muchas propiedades».

Los afectados reclaman la construcción de la presa de laminación de Béjar y del canal de evacuación de la rambla de Biznaga. En estos momentos, señalaban, no hay un cauce por el que discurra el agua y cuando llueve de forma torrencial todo se convierte en una gran laguna, como ocurría en septiembre de hace diez años. La especial situación de las pedanías afectadas hace que toda el agua de lluvia discurra por la red de brazales hacia el Puente del Vao. «Hay que darle una salida al agua para que no se quede estancada en ese punto y volvamos a vivir una situación similar a la de septiembre de 2012», insistían.

Durante la marcha se recordaba a las víctimas mortales de la tragedia. Lo hacía el alcalde, Diego José Mateos, que también quería tener muy presentes a los heridos y todos los que sufrieron sus consecuencias. «Diez años después hay muchas cosas por hacer todavía. Desde 2019 se ha avanzado en la redacción de los cuatro proyectos necesarios para intentar contener las aguas y regular las avenidas. Estamos hablando de las ramblas de Nogalte, Torrecilla y Béjar, de las presas de laminación del agua. Y, por supuesto, ese canal de evacuación para dar salida a todas las aguas que se embalsan en la zona inundable de Campillo y Torrecilla para evacuarlas por su salida natural que es la Rambla de Biznaga».

La Confederación Hidrográfica del Segura, insistía, «ha avanzado en los dos últimos años en esos proyectos. Están finalizados y se está negociando la financiación para que puedan iniciarse lo antes posible. Sobre todo, los más necesarios, la presa de Béjar y el canal de evacuación de Biznaga».

Reconocía que el problema es financiero. «Estamos intentando que en los próximos Presupuestos Generales del Estado haya partida para las obras. Están valoradas en 180 millones de euros las cuatro obras, lo que es una partida muy importante».

Pedía coherencia en cuanto al tema de los mapas de flujo preferentes. «Si queremos presas, porque nos hacen falta para que no nos llegue el agua, quiere decir que a gran parte de esos territorios llega, por lo tanto, hay un flujo o una zona inundable. Tenemos que ser coherentes y no podemos decir, por un lado, que no es Zona de Flujo Preferente o no es zona inundable, y por otro pedir presas para que no llegue el agua a esos lugares. Tenemos que ajustar bien las zonas inundables. Que se delimiten realmente las zonas por las que ha pasado el agua los últimos años. Y, en todo caso, buscar un equilibrio lógico, razonable. Hay que buscar, sobre todo, la seguridad de las personas».