Mata al rey y vete a Lorca’. Una leyenda aseguraba que en el Castillo de Xiquena de Lorca cumplían penas de destierro nobles caballeros y escuderos. A estos, se les conmutaba incluso la pena de muerte. Para lograr el propósito tenían que defender la plaza, lo que se hacía harto difícil, ya que las incursiones en las tierras de Lorca solían hacerse siempre por este lugar. Al paso de un tiempo eran liberados si habían defendido con honor la frontera. De ahí salió el dicho que aún hoy se recuerda: ‘Mata al rey y vete a Lorca’.

Uno de los voluntarios, Juan Carlos García, daba buena cuenta del ajo de mortero que había hecho otro de los organizadores Pilar Wals

La leyenda se convertía en la ‘comidilla’ nunca mejor dicho de la tradicional comida que celebran organizadores, montadores y voluntarios en las horas previas a la Travesía nocturna de montaña. La relataban unos y otros mientras al fondo, imponente, se podía contemplar el Castillo de Xiquena, el otrora inexpugnable, que aún muestra –a pesar de las ruinas en que se encuentra- su grandeza. Y a la sombra del Castillo de Xiquena y, junto a un río Vélez repleto de agua, se celebraba la prueba más veterana de los Juegos Deportivos del Guadalentín.

Organizadores, equipos de montaje y voluntarios disfrutaban de un arroz horas antes de iniciarse la prueba. Pilar Wals

La cuarenta y tres edición de la Travesía nocturna de montaña arrancaba cuando aún no había amanecido este sábado. Los equipos de montaje y organización llegaban al lugar de celebración y comenzaba todo el engranaje. A mediodía, los bancales –solo unas horas antes vacíos- se mostraban repletos de infraestructuras que acogían las cocinas, el comedor y las dependencias de oficinas. Poco después, llegaban los participantes, casi medio millar, que aparcaban sus autocaravanas y tiendas de campaña a modo de ‘sembrao’ por toda la zona prevista.

Antes de iniciarse la Travesía nocturna de montaña los organizadores y voluntarios posaban para la tradicional foto de familias. Pilar Wals

La comida, arroz y costillejas, se acompañaba con un ‘ajo de mortero’ que ‘quitaba el sentío’. De él, daban buena cuenta los organizadores y voluntarios con constantes incursiones a la cocina para restregarlo en lonchas de pan casero. Tras la comida, la primera reunión. Juan de la Cruz Arcas daba las últimas explicaciones a los integrantes de los controles, más de un centenar. Y llegaban los participantes. Tras instalar sus tiendas de campaña recibían sus mapas y se iniciaba la salida que se daba cada cinco minutos para las distintas modalidades, larga, corta y familiar.

El ‘Bala’, recogiendo el material de su control, el número 13, de la travesía larga. Pilar Wals

Un total de 88 equipos tomaban la salida desde el paraje conocido como Casas del Rubio, en la diputación de Humbrías, colindante con el límite provincial de Almería. La organización se mostraba satisfecha porque había sido la mayor participación desde la edición del año 2016 a la que se sumaron 483 personas. Del total de los 88 equipos, 19 competían en la travesía larga, 39 en la corta, y 30 en la familiar.

Antes de que se hiciera de noche tocaba montar la tienda de campaña para dormir a la vuelta de la prueba. Pilar Wals

Este domingo, tras un desayuno a base de salchichas, pancetas, morcillas y lomos, se llevaba a cabo la entrega de premios. Los equipos más regulares, que son aquellos que más ajustan su velocidad media durante toda la travesía, eran en la familiar, ‘Las migas ruleras que nos vamos a comer’, ‘Perdidos’ y ‘Escudos 1’. En la travesía corta, los ganadores eran ‘Intrépidos bañistas’, ‘Espubirra 1’ y ‘Los ocho miles’. Y en la travesía larga, los ganadores eran ‘Kung-Fu Panzas’, seguidos de ‘¿Que puede salir mal?’ y ‘Los Xiquenas’. Entre las curiosidades, que uno de los equipos de la travesía larga estaba integrada por un italiano llegado expresamente para la ocasión desde Milán. Aseguraba haber disfrutado de la prueba y anunciaba su vuelta para la próxima edición, quizás con compañía.

El edil de Hacienda, Isidro Abellán; el alcalde, Diego José Mateos; y la edil de Cultura, María Ángeles Mazuecos, centro, integraban uno de los grupos que participaron en la travesía corta. Pilar Wals

Entre las sorpresas que aguardaba la prueba estaba el intenso frío que se hizo más patente de madrugada. Gorros de lana, forros polares y abrigos lograban, a duras penas, ayudar a sobrellevar las bajas temperaturas que se registraban. Espectacular se mostraba el Castillo de Xiquena, cuyas piedras al caer la tarde se tornaban de un intenso color ocre.

El componente internacional también estaba presente en algún grupo de la travesía larga que contaba con un integrante italiano llegado desde Milán. Pilar Wals

Y una delicia dormir escuchando el agua mientras se deslizaba río abajo. Los más pequeños pudieron perseguir ranas, tirar piedras al agua y hasta mojarse los pies mientras lo cruzaban. Juegos y travesuras que recuerdan al pasado, pero que cada año se hacen presentes gracias a la Travesía nocturna de montaña de los Juegos Deportivos del Guadalentín.

Manuel Mula, José Antonio Romera Alarcos y Miguel Martínez Pinilla, preparando las clasificaciones. Pilar Wals

Y entre las almas que la hacen posible, me van a permitir una licencia, nombrar a Miguel Martínez Pinilla ‘El Chilaba’, Ginés Díaz, Juan Valverde, miembros originales del Club Espeolológico de Lorca, José Antonio González Montes, Juan de la Cruz Arcas, Juan Cánovas, Regino Martínez Pinilla, Alfonso Mula, Esperanza Jordán, ‘El Calderas’, Angustias Aráez, Pepe Murcia, Antonio Campoy, José Antonio Romera, Manuel Mula, Antonio Muñoz…, los voluntarios, los conocidos como ‘Migueros’, la familia Blázquez, y las ‘chocolateras’, familia Aráez, y un largo etcétera.