Las aulas que reclamaban los padres de los alumnos del colegio de La Campana para que sus hijos no continuaran hacinados en clase llegaban en la tarde de este jueves. Sin embargo, los módulos no satisfacen a los padres que han puesto el ‘grito en el cielo’ al contemplar lo que consideran ‘puntos peligrosos’ para sus hijos. "Esto no es lo que nos prometieron. Tienen muchos ángulos muertos donde se pueden meter los niños y quedarse atrapados y están calzadas con unas maderas de aglomerado que con las primeras lluvias se pudrirán y las aulas perderán su nivelación", denunciaba la vicepresidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del colegio de La Campana, Sandra Serrano.

Adoquines sobre un tabla de aglomerado nivelan las aulas Pilar Wals

Les prometieron, recordaba, que las aulas serían nuevas. "Una sí lo es, pero la otra ha sido retirada de un centro escolar, porque así nos lo han comunicado los que realizaban el traslado". Pero también se quejaba de que "nos aseguraron que estarían adaptadas al espacio concreto en que se instalarían" y no es así. Esto generaba, añadía, que queden "ángulos muertos" por lo que se pueden adentrar los pequeños. "Debajo de las aulas hay espacio suficiente para que se pueda meter y quedar atrapado un niño, como también en las zonas laterales".

A este detalle también hacía referencia la edil de Educación, Antonia Pérez, que tachaba de "chapuza" la solución al problema que planteaban los padres. "Están sostenidas de mala manera y tienen una nefasta accesibilidad. Solo hay 30 centímetros para acceder a las aulas. Y en vez de solera han colocado unos adoquines y tacos de madera, que provocará inevitablemente que el equilibrio de las aulas ceda en cuestión de meses y con espacios de techado donde es evidente que va a entrar agua en cuanto llueva".

Pero, además, entre módulo y módulo, hay un espacio "por el que no solo se cuela la luz, sino el frío y el calor. Suponemos que tendrán que sellarlo antes de que nuestros hijos se adentren en esas aulas que para nada cumplen con los requisitos que nos prometieron. Esto lo han hecho deprisa y corriendo para taparnos la boca", se quejaba Sandra Martínez.

Y lo que más preocupaba a los padres es que "estas aulas no son para unos meses, sino que vienen para quedarse, porque no hay intención, por lo pronto, de construir un nuevo colegio en La Campana. Y si así fuera, tardaría varios años, por lo que nuestros hijos se verán obligados a dar clase en ellas", argumentaban.

Los alumnos continúan sin asistir a clase. Cada día se manifiestan a las puertas del centro escolar junto a sus padres para reclamar una solución. Algunos padres lamentaban que "a nuestros niños, por ser de zona rural, no se les trate en iguales condiciones que a los que viven en la ciudad. Es una pena, pero esto está ocurriendo", concluían.