Las severas restricciones impuestas a la ciudadanía para intentar contener la propagación de los contagios por covid no han podido con el empeño de las bandas de rock lorquinas por hacer de la música la mejor aliada para sacudir la incertidumbre vivida. También para demostrar la fortaleza de un movimiento cultural que atraviesa una época dorada, a juzgar por la cantidad –y la calidad– de formaciones locales que surgen o se consolidan en Lorca.

Una de las más recientes, pero cuyos integrantes acumulan años de experiencia en otras bandas, es Sugár Rock. En 2021, en plena pandemia, Miguel Rabal (voz), antiguo saxo en Agua de Ras, José Antonio Alcaraz (batería), Ginés Díaz (guitarra solista) y Johnny Dinamita (bajista) -la mayoría de ellos antiguos compañeros en la extinta Black Night- decidían embarcarse en un nuevo proyecto musical para el que ahora buscan una segunda guitarra.

«La música no da para vivir, pero mientras tampoco nos cueste dinero vamos a seguir tocando, porque no hay nada que nos divierta más», contaba en declaraciones a LA OPINIÓN Johnny, que lleva tocando desde los 15 años y aprendió todo lo que sabe a golpe de instinto y voluntad.

Compagina su trabajo como técnico de medio ambiente con los ensayos, un par de veces por semana a partir de las ocho de la tarde, que es cuando el resto de la banda se libera también de sus obligaciones laborales: Miguel es trabajador social, José trabaja en una imprenta que serigrafía vinilos y Ginés es repartidor de mensajería. Quedan en un bajo propiedad del batería y luego se trasladan al de un amigo, ubicado frente al cementerio, para poder ensayar bien con eléctricas.

De momento, el repertorio de Sugár Rock se limita a versiones «más cañeras» de otros grupos nacionales, pero en cuanto se termine de definir la formación empezarán a escribir temas propios con la intención de publicar su trabajo. Mientras tanto, acuden a tocar allí donde les llaman.

Para el carismático Johnny Dinamita el panorama musical local está ahora «mejor que nunca». «Hay muchos grupos de buena calidad y diferentes estilos», por lo que cree que debería realizarse un esfuerzo desde el Ayuntamiento para organizar más festivales que den oportunidades a bandas lorquinas.

Hace 16 años, un grupo de camareros del recordado bar de copas Mamá Luna, se juntaba en el parque del barrio de La Viña, sin más pretensiones que pasar un buen rato tocando temas de Leño, Extremoduro o Barricada. Lo que empezó como un mero desahogo musical dio origen a uno de los grupos de rock más sólidos del panorama local: Debaho Band.

Un soldador, Juan Cristóbal Lorenzo (guitarra); un funcionario municipal, Antonio Vidal (guitarra); un comercial, Andrés Corbalán (batería); y un hostelero, José Luis Meca (bajo y voz), integran su composición actual. Hace apenas un par de años la banda se enfrentaba a la dolorosa y temprana pérdida del que fue su líder, José Alberto Lario, alias ‘Flor’.

Para sus compañeros fue un golpe brutal, pero el amor por la música y el expreso deseo de Flori de que Debaho Band le sobreviviera les llevó a retomar el proyecto, a seguir escribiendo y a preparar la publicación del que será su cuarto trabajo tras Sin freno (2012), Basado en hechos reales (2014) e Hijos del Rock & Roll (2018).

Ensayan un par de días por semana en los bajos de un bar, en el Camino de Vera, y ya preparan conciertos en Lorca, Águilas y Terreros para septiembre y octubre.

José Luis Meca apuesta por apoyar el talento emergente en el municipio. «Los que llevamos tiempo en esto hemos encontrado el modo de poder organizarnos, pero para las formaciones más jóvenes resulta muy difícil sin un local público donde ensayar», aseguraba.

Una idea que también subraya Pedro López, líder de Los Destilados desde los inicios de la formación, fundada en el año 2006 y a la que aporta su voz y el sonido de su guitarra. Hasta llegar a su actual composición, que completan Joaquín Periago ‘Michel’ (batería), Pedro Navarro ‘Rulo’ (bajo), Gonzalo Martínez (saxo) y José Carrillo (teclado), el grupo ha sido un ir y venir de «amigos de toda la vida» que posteriormente encontraron su lugar en otros proyectos musicales.

Ensayan un par de horas los martes y los jueves en un local del polígono de Los Peñones, lo que les permite sus empleos de curtidores y fontaneros que, sin embargo, no han sido un obstáculo para que en 2007 y 2008 publicasen sendos discos: Los destilados destilando y Todo puede pasar, respectivamente. En estos momentos preparan un nuevo trabajo con temas propios a golpe de rock y rhythm and blues. Este verano han tocado en los chiringuitos más punteros de la costa aguileña, y el 20 de septiembre ofrecerán un concierto en Lorca.

Poco a poco, la normalidad también ha ido retornando al mundo de la música en directo en la Ciudad del Sol. La música ‘enlatada’ y los streaming se hacen por fin a un lado para volver a vivir la experiencia de los conciertos en vivo, en los que las bandas autóctonas volverán a darlo todo sobre el escenario.