Llegó el gran día. Después de todo un verano de intenso trabajo, esta semana se estrenaba ‘Una casa con Encanto. El Musical’, y allí estaban los nervios, a flor de piel, de todos los que forman parte de este último montaje, tributo a ‘Encanto’, la última película estadounidense de fantasía musical animada producida por Walt Disney Pictures y Walt Disney Animation Studios.

‘Una casa con Encanto. El Musical’, la última producción de El Molino y Pepe Ferrer, se estrenaba en el jardín de la Glorieta de Jumilla. Entre bambalinas su coreógrafa, María Teresa Lazareno, que, a pesar de ser una veterana tras cuatro grandes montajes, no podía ocultar esos nervios de última hora. Compartía instantes con los protagonistas, vestidos y maquillados, y daba consejos antes de que se levantara el telón.

Atrás quedaban jornadas interminables de trabajo que incluso les llevaba a un ‘encierro’ en el albergue municipal de Casa Grande, en Coy. “Allí nos metieron a todo el equipo durante algunos días en la recta final para el estreno. Comíamos, dormíamos y trabajábamos todo el día, en jornadas agotadoras”, contaba María Teresa Lazareno.

Pero, previamente, tuvo que preparar las coreografías. “Estoy muy familiarizada con la música colombiana después de oírla durante todo el día una y otra vez en los últimos meses. He preparado doce que están perfectamente adaptadas al guion, al espacio, los decorados… Y, por supuesto, tienen mucho que ver con el folclore de esa tierra. Lleva muchos guiños a bailes muy típicos de ese país”, explicaba.

Sus ‘vacaciones’ comenzaban cuando bajaba el telón del Teatro Guerra en el tradicional festival con el que cada año pone el punto y final al curso de su academia de danza. “Teóricamente, porque un par de días después me embarqué en este proyecto que me parece apasionante. Empecé a escuchar los temas originales que habían compuesto para el espectáculo Pepe Ferrer y Damián Costa, con música de Antonio Laborda, y el resto de canciones tributo a la película y me puse manos a la obra con la coreografía”, recordaba.

La inspiración le llegaba de su protagonista, Mirabel Madrigal, una joven inquieta que lleva el peso de la historia y que vive en lo alto de las montañas de Colombia, en un lugar encantado llamado Encanto. Vive en una casa mágica junto a su abuela, padres, hermanos… que integran la familia Madrigal, todo, con habilidades fantásticas. “Es una historia muy bonita, con unos decorados maravillosos, llenos de color. La música es pegadiza, con mucha marcha, lo que le gusta a los más pequeños. Y con mucho movimiento”.

Y como la protagonista, María Teresa pasa sus vacaciones en lo más alto de Calabardina, en Águilas. Lo hace, como Mirabel Madrigal, en una casa familiar. “Están siendo unas vacaciones muy locas, compatibilizando playa, piscina, descanso… con la coreografía del nuevo musical, pero a mí me encanta tener la casa llena de gente”. El que dicta las normas es un pequeñajo que tiene a todos locos. “Nuestro día a día, gira en torno a mi nieto. Que el bebé duerme, todos dormimos. Que se levanta, todos fuera de la cama. Que va a la playa, cogemos la sombrilla, la toalla y los cubos, y todos a la playa. Me ha trastocado todos mis horarios, pero eso tiene ser abuela”, reía divertida.

Y disfruta metiéndose en la cocina. “Estoy todo el día en ella, porque tengo muchas bocas a las que dar de comer, pero lo hago con mucho gusto. Tenemos hasta tres perros. Vamos, que no nos privamos de nada”. Sus idas y venidas a Lorca han sido constantes, “pero ya, por fin, todo está en marcha. Ahora toca ajustar pequeños detalles y recorrer escenarios con este montaje que permite una gran versatilidad en cuanto a espacios donde representarse”. Este no es el primer montaje donde participa. Antes también formó parte de ‘El libro de la Selva. La aventura de Mowgli’, ‘La Dama y el Vagabundo. El Musical’ y ‘Bambi, el Príncipe del Bosque. El Musical’, que todavía están en cartelera y que han recorrido media España.

Precisamente, con la historia de Mowgli lograban cinco candidaturas a los premios Teatro Musical, entre ellas, la de mejor coreógrafa. Su nombre se codeaba con coreógrafos consagrados, titanes, de grandes montajes. Y más tarde, Lazareno, se alzaba con el premio a la mejor coreografía en los Premios Broadway World Spain. “No es un sueño, porque ni siquiera había soñado con ello. Quién puede soñar con semejante regalo”, admitía.

De aquella niña vestida de tirolesa que pisaba por primera vez el escenario de la mano de la genial bailarina Pepita Guaita queda mucho. Aún sigue emocionándose cuando sus pies, calzados con puntas, tocan las tablas del teatro. Y ese ‘torbellino’ que decía su madre que era sigue estando muy presente. Es difícil seguirle el ritmo, cuentan los que la rodean, que también reconocen que sus ojos brillan como no lo hacían desde hace mucho tiempo. Culpables, admitía, sus hijas, Carmen y Teresa, y ese otro ‘torbellino’ que es su nieto. “Me tiene como loca”. Sus ilusiones, alegrías y, por qué no decirlo, sus tristezas, las comparte con “alguien muy especial” que llegaba a su vida cuando parecía que todo tocaba a su fin. “La vida te da sorpresas y a mí me las da constantemente”. De este veraneo, concluía, “me quedo con las risas y los buenos momentos que hemos compartido en familia que es lo verdaderamente importante”.