Dos bañistas que paseaban por las rocas frente a la Isla Negra de Terreros encontraban este sábado un alijo de hachís. Llamaban a la Guardia Civil que poco después se personaba y tras examinar la mercancía se la llevaban para iniciar las oportunas investigaciones.

Los hechos sucedían en la Isla Negra de San Juan de los Terreros, en Pulpí (Almería), este mediodía. El lugar era un ir y venir de embarcaciones. La mayoría de lorquinos y aguileños que aprovechaban la jornada de altas temperaturas para ir a refrescarse a sus tranquilas aguas. El mar, atestado de barcos, y las rocas, frente a la Isla Negra, con abundante presencia de bañistas. Alguno incluso acompañado por su mascota.

El bañista introducía los paquetes, cuya situación estaba marcada por una boya con una bandera de las que habitualmente utilizan los buceadores, en una bolsa de plástico que le entregaba poco antes la Guardia Civil. Pilar Wals

Poco después de las doce del mediodía llegaba a lo más alto del acantilado un vehículo de la Guardia Civil. De él, se bajaban dos agentes que iniciaban el descenso. Bañistas y navegantes mostraban su sorpresa porque los agentes continuaban su periplo por las rocas hasta lo más profundo. Allí, entablaban conversación con dos jóvenes que señalaban un punto indeterminado.

Los agentes desprendían de un paquete de bolsas de color negro una de grandes dimensiones y se la daban al hombre que iniciaba un recorrido que le obligaba a meterse en el agua hasta el lugar donde había una baliza de las que utilizan los buceadores para marcar su situación cuando están dentro del agua. Y comenzaba a coger paquetes, de lo que podría ser un alijo de hachís, y los introducía en la bolsa.

La Guardia Civil y una mujer esperan la llegada del hombre con la bolsa repleta de paquetes en las rocas frente a la Isla Negra de San Juan de los Terreros. Pilar Wals

El operativo era seguido con expectación con prismáticos y catalejos por los bañistas de los barcos, que no perdían detalle de lo que estaba ocurriendo. Tras concluir la recogida, el hombre volvía sobre sus pasos junto a la Guardia Civil que abría la bolsa y examinaba la mercancía. A continuación, abandonaban las rocas camino de su vehículo en compañía de los jóvenes a los que también acompañaba un perro de raza pastor alemán.

Las primeras investigaciones apuntan a que podría tratarse de un fardo de hachís del que se habrían desprendido los paquetes que lo integraban que aparecían plastificados en perfectas condiciones. Habrían sido dejados en el lugar por algún barco con intención de que alguien los recogiese, por aquello de que se encontraban señalizados por la boya.

Tras la marcha de los agentes la jornada naviera continuaba para lorquinos y aguileños que abandonaban sus prismáticos y canalejos para continuar con sus baños antes de dar buena cuenta de sus aperitivos.