Un nuevo contenedor se suma a las vidas de los lorquinos que viven en los barrios de San José, La Viña, San Cristóbal, La Isla, La Seda y Virgen de las Huertas. Y en la Plaza Arcoíris y en las inmediaciones de la Plaza de Abastos. Se trata de un recipiente de basuras de color marrón en el que los ciudadanos «podrán depositar desechos orgánicos como restos de comida, pequeños residuos de jardín, servilletas o tapones de corcho y palillos», afirmaba el vicealcalde y concejal de Empresas Municipales, Francisco Morales.

Junto al director de la empresa municipal de limpieza Limusa, Francisco Ibáñez, daba cuenta de la ampliación del servicio de recogida selectiva de biorresiduos, que ya existían en Alfonso X y en las principales avenidas de la ciudad. «Lorca da un paso más en su compromiso con el reciclaje y la economía circular ampliando la recogida selectiva de residuos con esta instalación», destacaba Morales.

El objetivo, insistía el edil de Empresas Municipales, es «valorizar los residuos. La materia orgánica, la que se debe depositar en este contenedor, supone aproximadamente el 40 por ciento de los residuos totales producidos en los hogares. Por tanto, es clave tratarla de forma adecuada para reutilizarla como compost, un sustrato que enriquece el suelo y puede emplearse en jardinería, agricultura y obra civil, entre otras aplicaciones».

En el nuevo contenedor se puede depositar restos de comida cocinadas y no cocinadas, así como restos de flores y plantas, servilletas, papel de cocina o palillos. Estos residuos, una vez recogidos, se trasladan a la planta de compostaje de Barranco Hondo donde se transforman en material bioestabilizado.