Los vecinos y viandantes de la calle Echegaray, entre la Corredera y Alfonso X el Sabio, no se podían creer lo que estaban viendo este jueves. En medio de la calzada, en pleno casco antiguo de Lorca, había un colchón de matrimonio y, sobre él, un hombre de mediana edad que dormía plácidamente la siesta. Algún vecino le alertaba del peligro de ser atropellado, pero no se inmutaba y seguía descansando después de acomodarse una mochila que utilizaba a modo de almohada.

La insistencia y preocupación del vecindario porque algún vehículo de los que salen o entran de los distintos garajes de la calle pudieran atropellarlo, llegaba a molestar a este individuo que argumentaba que se había visto obligado a descansar en el lugar a la espera de que abriese el Albergue de Transeúntes.

Tras un nuevo requerimiento vecinal decidía marcharse, no sin antes quejarse por las molestias que le estaban causando que no le dejaban descansar con tranquilidad. Unos minutos después acudía el concejal de Seguridad Ciudadana, José Luis Ruiz Guillén, que tenía conocimiento de lo sucedido. Recorría la zona en busca del hombre, pero este ya se había marchado. Recogía el colchón que había dejado en la calle y lo trasladaba hasta los contenedores más cercanos, en la calle Alfonso X el Sabio. Solicitaba su retirada por parte de la empresa municipal de limpieza, Limusa, que poco después se lo llevaba en el camión de recogida de enseres.

La situación sorprendía, ya que el albergue municipal de transeúntes abre sus puertas todo el día con intención de que las personas más vulnerables y sin hogar puedan alojarse en sus instalaciones las 24 horas, como aseguraba recientemente el alcalde, Diego José Mateos, tras recibir el Consistorio una subvención de 880.000 euros de los Fondos Next Generation para la atención integral de la población vulnerable.

En las últimas semanas se ha podido ver a más personas durmiendo por las calles de la ciudad. En el callejón entre la calle Murillo y la avenida Juan Carlos I es habitual ver a una mujer que descansa durante el día entre mantas y cartones. En un colchón también lo hace en la calle José Espinosa Pomares, frente a la estación de autobuses, otro hombre. Y los fines de semana es habitual encontrarse en el casco antiguo de la ciudad, a primera hora de la mañana, a algunos individuos que aparecen tirados en el suelo rodeados de ‘litronas’ y latas de cerveza vacías.