La que fuera Patrona oficial de la Ciudad desde 1615, la Virgen del Alcázar, abandonaba estos días la capilla principal de San Patricio, llamada del Santísimo Sacramento o de la Virgen del Alcázar, para ocupar un lugar principal junto al altar mayor. Desde allí, recibía honores en su festividad con una misa solemne que oficiaba el párroco de la antigua colegial, Nicolás Poyato. Lo hacía en la tarde de este sábado con una amplia asistencia de fieles que acompañaban a la imagen en una procesión claustral, en un intento por recuperar su celebración que tenía lugar el 2 de julio, fecha en el calendario antiguo de la Visitación de Nuestra Señora.

La Cuadrilla de Auroros de Lorca cantaba a la Virgen del Alcázar durante la ceremonia que oficiaba el párroco Nicolás Poyato. Pilar Wals

La Cuadrilla de Auroros de Lorca interpretaba distintas piezas durante la eucaristía, como también lo hacía la flauta barroca de Cecilia Aguilar con piezas renacentistas. El acompañamiento musical continuaba a lo largo del recorrido por el interior del templo con altos en el camino ante la capilla de la Virgen de la Aurora y de la Encarnación, titular de la Archicofradía de Jesús Resucitado.

La procesión claustral hizo un alto en la capilla de la Virgen de la Aurora donde la cuadrilla de auroros interpretaba ‘Aurora Lorquina’ que emocionaba a muchos de los asistentes. Pilar Wals

Ante la Aurora los auroros cantaban: “En la cueva de la penitencia Santa Rosalía su pelo cortó, con su pelo hizo una cadena tan larga la hizo que al cielo llegó. El demonio le daba combate y ella se consuela con llamar a Dios. San Pedro y la Divina Pastora están en lo alto de nuestra ciudad, y su Aurora después de cien años en tierras de Lorca se vuelve a cantar. La Virgen de la Aurora sonríe porque no esperaba volverla a escuchar. Por las calles del pueblo lorquino la Aurora María salió a pasear, y las monjas le tiran mil flores, jazmines y lirios y el blanco azahar. Y veremos a la capitana repartiendo flores a la madrugá. En el reino del Cielo los santos sacan el Rosario al amanecer, Santiago lleva el estandarte sacan el Rosario al amanecer, Santiago lleva el estandarte, Domingo el Rosario, la cruz San Andrés. A la Aurora nuestros corazones que en ella se encierra todo nuestro bien”.

La Virgen del Alcázar frente a frente con la de la Encarnación, titular de la Archicofradía de Jesús Resucitado, y que ocupa una de las capillas de la antigua colegial de San Patricio. Pilar Wals

Y emocionaba a muchos el cántico dedicado a la Virgen del Alcázar: “En su trono con mucha alegría, se sienta gloriosa la Madre de Dios. Es María Virgen del Alcázar, la Reina que a Lorca nunca olvidó. Con una oración hoy le canta aquí en San Patricio, la Aurora lorquina con gran devoción. Virgen Santa, del Alcázar, danos ya tu protección y danos la bendición”.

El cortejo desfilaba ante cada una de las capillas de San Patricio para concluir en la principal. La Virgen del Alcázar regresaba bien avanzada la tarde a la capilla del Santísimo Sacramento. Los actos en su honor concluían con el canto de La Salve. La imagen fue portada a hombros en un pequeño trono de plata repujada que cedió el que fuera director del Museo Salzillo, Pepe Cuesta. Este fue uno de los que portaban el trono de la Virgen del Alcázar durante la procesión claustral. Junto a él, también estaba uno de los artífices e impulsores de la recuperación de la celebración, el artista lorquino Sergio Porlán, director del Centro Párraga de Murcia.

La Ciudad llegó a contar con dos patronas, la Virgen de las Huertas, que promocionaban los franciscanos, y la Virgen del Alcázar, que refrendaban los canónigos de la entonces colegial de San Patricio. Esta última preside la capilla principal del templo, pero también se muestra en la fachada principal en una escultura de piedra.

Las celebraciones en torno a la Virgen del Alcázar terminaban con el canto de La Salve que se interpretaba a su regreso a su capilla. Pilar Wals

La Virgen del Alcázar fue nombrada oficialmente Patrona de la Ciudad en 1615, según el investigador Espín Rael. Y Amador de los Ríos destacaba que en el siglo XVII fue cuando se inventa la leyenda que la daba encontrada en el Castillo y que se suponía había sido allí conservada desde época visigoda. Esa leyenda es la que la lleva a convertirse en Patrona de Lorca. El culto continuado por una comunidad mozárabe. A mediados del siglo XIX la Virgen de las Huertas ya aparece en los capitulares como Patrona, aunque décadas después aún se seguía mencionando a la Virgen del Alcázar con ese título con ocasión de alguna rogativa.

De leyenda también se habla cuando se hace referencia a que fue Alfonso X el Sabio quien donara a la Ciudad a la Virgen de las Huertas y que ésta habría ocupado un lugar en el campamento que instaló el rey en las cercanías de donde hoy se sitúa su santuario patronal. Espín Rael afirmaba que en 1244 aún no se tenía creencia de que Alfonso X la hubiese donado y que fue pura fantasía de fray Alonso de Vargas, que residió en el convento de las Huertas antes de 1625.