La Opinión de Murcia

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Seguridad

El casco antiguo de Lorca se ‘blinda’ para evitar la ocupación de viviendas

En las puertas de las casas solariegas se han colocado barras de acero con grandes candados y en otras se han tapiado con ladrillos los accesos para no dejar paso a los ‘okupas’ y evitar también robos

Viviendas de Martín Piñero que han sufrido varias ocupaciones y que han sido tapiadas. | PILAR WALS

El casco antiguo de la ciudad de Lorca parece ‘tomado’ por carpinteros, cerrajeros, albañiles… que ‘blindan’ las viviendas para evitar que puedan ser ‘okupadas’. Barras de acero que se atornillan a las viejas puertas de madera de doble hoja de palacios y casas solariegas que aguardan su rehabilitación para volver a llenarse de vida en su interior.

Sofisticados candados, cadenas de hierro, puertas metálicas y ladrillos con los que se están cegando los accesos para impedir que alguien pueda adentrarse en su interior.

En la calle Martín Piñero, detrás del Ayuntamiento de la localidad, los propietarios de varias viviendas se han visto obligados a tapiar las puertas y ventanas de sus casas después de que se produjeran en su interior hasta dos incendios que podrían haber causado sus ‘okupas’.

Esta recomendación, realizada por la Concejalía de Urbanismo, es la misma que ha recibido el propietario de un solar en Fernando el Santo. El terreno, entre las calles Zorrilla y Fernando el Santo fue vallado con ladrillo y, para facilitar el acceso a su interior, se colocó una puerta. Solo unos días después ésta desaparecía.

Los daños causados en el marco, de metal, llevaron a tener que arreglarlo antes de colocar una nueva puerta que dos días después volvía a desaparecer. En el hueco que ha dejado se han colocado ladrillos para evitar el acceso al solar y nuevos robos.

A pocos metros, en la calle Selgas, la puerta de un local comercial a la espera de ser alquilado aparece ‘atada’ a la pared con una gruesa cadena. Y en la calle Echegaray, los vecinos están bien atentos a cualquier incursión en dos viviendas vacías.

En una de ellas, en la cuesta desde la Corredera, ya hubo ‘okupas’. A su marcha, los dueños de la casa colocaron una puerta de metal para evitar nuevas intrusiones. Sin embargo, en los últimos días se ha detectado que una de sus ventanas ha sido abierta, por lo que se han mostrado preocupados por enfrentarse de nuevo a esta situación.

Y la otra vivienda, casi en ruinas, está acordonada con una cinta policial, después de que desde su balcón se hayan producido en varias ocasiones varios desprendimientos.

En la calle Fernando V, paralela a Martín Piñero, también se han colocado puertas blindadas en varias viviendas vacías para evitar que los amigos de lo ajeno puedan adentrarse en su interior.

El concejal de Seguridad Ciudadana, José Luis Ruiz Guillén, afirmaba que la presencia policial es constante, pero que es muy difícil evitar los robos y las ocupaciones si no es con la ayuda de los ciudadanos, por lo que les solicitaba su colaboración.

«Que llamen a la Policía cuando escuchen un ruido fuera de lo común o presencien alguna extraordinaria», señalaba en declaraciones a LA OPINIÓN.

Admitía las dificultades para evitar las incursiones dentro de viviendas abandonadas. «Es muy difícil pillarlos ‘in fraganti’, por lo que es necesario la colaboración vecinal, reiteró».

Edificios en obras

Algunos edificios en obras del casco antiguo han tenido que acelerar el cerrado exterior para evitar incursiones y robos de materiales, como es el caso de una construcción en la calle Alfonso X el Sabio.

La vieja ciudad está pendiente de un plan integral de rehabilitación que pretende no solo recuperar el recinto histórico, sino ponerlo en valor.

Una aspiración que se remonta a varias décadas y que podría recibir un fuerte impulso con el inicio de las obras del futuro Palacio de Justicia que se pretende construir en la calle Selgas y cuya primera piedra podría ponerse en breves fechas.

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