Las ciudades con una larga trayectoria histórica, como es el caso de Lorca, suelen contar entre sus hijos con personajes preclaros cuya andadura vital y sus especiales dotes de generosidad, altruismo y capacidad de resolución de conflictos han redundado en beneficio de sus convecinos y en el progreso de la ciudad que los vio nacer. Por ello, y en “un ejercicio legítimo de mantener viva su memoria”, se hace necesario “traer al presente algunos de sus hechos y determinaciones como una manera de hacerles justicia, rescatándolos del injusto olvido”, al tiempo que sirvan de ejemplo para quienes, con el paso del tiempo, han accedido a la responsabilidad de regir los destinos, desde diversas instituciones cívicas, de la ciudad a la que pertenecen, afirmaba Francisco Méndez García.

El lorquino lo hacía a las puertas de la casa donde vivió su abuelo, Francisco Méndez Sánchez, alcalde de Lorca, presidente del Sindicato de Riegos, abogado y hombre de “extremada generosidad en favor de sus convecinos”. El nieto mayor de Méndez Sánchez relataba detalles sobre la vida de su abuelo escoltado por su tía Catalina Méndez Porlán, “la última de las hijas que queda con vida”, destacaba.

Francisco Méndez Sánchez nacía un 2 de diciembre de 1857 y fue bautizado en la parroquia de San Mateo, con el nombre de Francisco de Asís, Mariano de las Angustias y de Jesús, Andrés, José Antonio, Pascual, Bibiano, Ramón y Gaspar. Realizó sus estudios de bachillerato en el Colegio de la Purísima, que acoge en la actualidad el Conservatorio de Música Narciso Yepes. Los estudios superiores los realiza en Madrid, en cuya universidad se licencia en Derecho Civil y Canónico, con la nota de sobresaliente.

Ejerció como concejal en varias corporaciones. En la primera, durante la etapa de Francisco Navarro Sánchez. Más tarde junto a Francisco Pelegrín Rodríguez, Eulogio Periago Pérez. Y retoma esta actividad también junto a José Manuel Terrer Leonés. Hizo lo propio también con Rafael Campoy Sánchez y con Jerónimo Arcas Sastre, a quien Méndez sucederá solo tres meses después, como relata su nieto en el artículo ‘Francisco Méndez Sánchez (1857-1944), alcalde de Lorca’ en la Revista Clavis.

Francisco Méndez Sánchez toma posesión de la Alcaldía el 20 de febrero de 1907 y desempeñó su cargo cerca de tres años. Interesado por el embellecimiento de la ciudad, estimuló a la Corporación municipal para adornar con balaustradas las escalinatas que, al final de la Alameda, conducían a los Tres Puentes.

Méndez Sánchez apoyó las actividades culturales de la ciudad. El 3 de abril de 1908 proponía al Ayuntamiento que librase una partida de dinero para subvencionar a los Pasos Blanco y Azul. También incoa el expediente para cerrar definitivamente al tráfico rodado y de caballería la calle de la Corredera. No fue fácil la aceptación de esta propuesta, como sucedió con otras calles menos importantes. El cerramiento de la Corredera al trafíco fue aprobado el 22 de mayo de 1908.

En Morata resolvió el grave problema que tenían para los enterramientos con la construcción de su cementerio. La economía municipal fue saneada por Méndez Sánchez que consciente de la penuria económica de las arcas municipales, renunció desde el principio al sueldo que le correspondía como primer edil, para que ese dinero fuera repartido entre los empleados más necesitados del Consistorio.

Tras dejar la Alcaldía, pasó a formar parte del grupo de concejales por su partido político, el conservador. En su primera intervención rogó al nuevo alcalde, Tomás de Aquino Arderíus Sánchez-Fortún, que incluyese en el orden del día el Plan de Carreteras de la Fuensanta, así como la rehabilitación del antiguo canal del Castril y Guardal.

Casi medio centenar de personas se dieron cita en el homenaje de los Amigos de la Cultura en la tarde de este jueves. Pilar Wals

Desde su cargo de alcalde, y después como miembro de la Junta del Sindicato de Riegos, participó decididamente en la solución de un problema que se venía arrastrando desde 1834. El 4 de octubre de ese año, una gran avenida del Guadalentín arrasó el puente existente sobre la rambla de Tiata, que unía Lorca, a través de las alamedas, con los barrios del Quijero y Santa Quiteria. Se construyó un nuevo puente, el de la Torta, promovido por el alcalde Méndez Sánchez, y gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento y el Sindicato de Riegos.

Como miembro de la Junta de Síndicos del Sindicato de Riegos destacó por su inteligente trabajo, muy bien argumentado, en defensa del derecho que sobre las aguas de la famosa Fuente del Oro tenían la ciudad de Lorca y el Sindicato de Riegos. Prestó mucha atención a los problemas de Lorca y le preocupaba el proceso de desertización de los montes y parajes de las tierras altas del municipio. Impulsó políticas de repoblación forestal como forma de luchar contra las avenidas y proteger el suelo y el paisaje. Su trabajo incluso le valió un reconocimiento.

En 1905 plasma su firma en la memoria del proyecto para la construcción de la Cámara Agraria en la Corredera y en 1929 impulsa lo que se puede considerar el último aliento de Lorca, los lorquinos y sus instituciones por recuperar la continuidad de las obras del canal del Castril y Guardal. Otra gran conquista para el desarrollo agrícola lorquino fue la inauguración, el 8 de diciembre de 1911, de la Estación de Agricultura, como transformación del antiguo Campo de Demostración Agrícola, que conocido popularmente como ‘La Granja’ perdura hasta nuestros días. Integró la Junta de Patronos del Hospital de San Juan de Dios.

Decidió donar su propia casa, la conocida como Casa de las Cariátides, al Asilo de San Diego. La casa la compró en subasta pública la Hermandad de Labradores, Paso Azul, el 10 de abril (Viernes de Dolores) de 1987, siendo presidente de la Hermandad Ángel Olcina. Murió en su nueva casa de la calle Cueto, en el número 3, el 17 de marzo de 1944, día de San Patricio, donde este jueves los Amigos de la Cultura colocaban una placa de mármol que le recuerda.

Cuentan que durante el velatorio estuvieron presentes dos hermanas de la Caridad que se turnaban cada dos horas. Enterado el Ayuntamiento de tan doloroso suceso, la Corporación Municipal, a cuyo frente estaba Ángel Puigcerver Cabredo, suspendió las obras que se estaban realizando en la calle Nogalte para facilitar el tránsito del cortejo fúnebre hasta la parroquia de San Mateo.